La aspiración a una fiscalidad progresiva no siempre nos ha acompañado en el pensamiento económico y en la actuación de los poderes públicos. El IRPF es el tributo más progresivo, pero sorprende que los tipos efectivos aplicados a los contribuyentes con más ingresos están por debajo de lo que se oye en el debate público
Por Sara Torregrosa Hetland
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