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“¡La culpa es tuya!”

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Algunos parecen dedicar más energía a criticar al Gobierno que a sumarse al gran esfuerzo necesario para salvar vidas. Pero el desborde es mundial: la realidad es que ninguna familia ideológica puede sacar pecho.

La Comunidad de Madrid habilita las primeras 1.396 camas hospitalarias y de UCI en IFEMA. FOTO: COMUNIDAD DE MADRID

Un desafío tan descomunal como la crisis del coronavirus exige la máxima unidad política posible, especialmente en los momentos en que la crisis aún está fuera de control y la pelea diaria pasa por salvar el mayor número de vidas posible. Y este es exactamente el momento en el que estamos ahora, con la curva de contagios (y de muertos) todavía en fase ascendente, con todos los resortes del Estado movilizados para tratar de contenerla, la sociedad en su conjunto volcada en ayudar en lo que puede y todo el personal sanitario luchando en primera línea en condiciones heroicas. 

Pero esto es España y algunos parecen más interesados en irse de caza y cobrarse su pieza: destinan todas sus energías en señalar la incompetencia del “Gobierno social-comunista”, en lugar de batirse el cobre también para salvar vidas.

La paradoja es que algunos de los que con más saña señalan ahora la lentitud del Gobierno en reaccionar son los mismos que hace apenas 10 días proclamaban a los cuatro vientos que las tímidas medidas tomadas para contener la expansión del virus en España “ponían en riesgo la economía”, con los medios de Unidad Editorial —el diario generalista El Mundo y el económico, Expansión— como exaltados portavoces de una cosa, primero, y de su contraria, después.

Y pese a tantas energías perdidas en temas menores, de esos de cuando podíamos permitirnos el lujo de pasar el tiempo enredados en debates fútiles, la realidad es que nadie puede sacar pecho por lo que han hecho los suyos allí donde han tenido que afrontar el desafío.

Vox aúlla de indignación contra el Gobierno, pero el faro de su galaxia, el presidente de EEUU, Donald Trump, ha sido uno de los mandatarios internacionales que más ha tardado en reaccionar y hace apenas dos semanas no solo minimizaba completamente “esta especie de gripe” sino que incluso se negaba a hacerse él mismo el test, a pesar de haber estrechado la mano con portadores del virus, como señal máxima de ninguneo. Por no hablar del gran patriota brasileño Jair Bolsonaro, o del primer ministro británico, Boris Johnson, otro héroe de la derecha soberanista e identitaria, que ha tenido que rectificar a toda prisa ante los estudios que auguraban cifras mareantes de muertos como consecuencia de su inacción.

Los autoproclamados liberales convencionales, el Partido Popular y Ciudadanos, no solo tienen el terrible talón de Aquiles de que Madrid encabeza el ranking del desastre en España, con un sistema sanitario extremadamente castigado tras años del deliberado adelgazamiento de todo lo público por razones ideológicas, sino que sus grandes referentes internacionales, como Emmanuel Macron en Francia o Angela Merkel en Alemania, también hacen aguas, ya sea por el ritmo acelerado de casos y descontrol, el primero, o por el bloqueo a una respuesta de riesgos mancomunados a nivel europeo, la única posibilidad de solución posible, la segunda.

Por supuesto, todo ello no quita que la respuesta del Gobierno español, completamente sobrepasado, puede considerarse competente en absoluto, sin que ninguna de las familias que lo integran pueda además mirar con orgullo hacia fuera en busca de buenas prácticas de su espacio ideológico. El PSOE no solo pilota el Gobierno —y, por tanto, tiene mayor responsabilidad—, sino que su referente político también forma parte del Ejecutivo de Italia, el país que ahora mismo es el máximo ejemplo de todo lo que no hay que hacer. Y entre los pocos gobiernos del mundo que Podemos puede ver como de los suyos destaca el de Andrés Manuel López Obrador en México, cuya inacción ante el avance del virus tiene alarmado al mundo entero. Ni siquiera un comunista que aún viera a China con la simpatía del camarada de la hoz y el martillo puede sentirse orgulloso después de que fuera precisamente la reacción tardía y opaca de las autoridades comunistas en su fase inicial lo que ha provocado toda esta hecatombe global.

Absolutamente nadie puede sacar pecho ante el avance del coronavirus. No es un problema de este gobierno, de ese de ahí o de aquel de más allá, o de su ideología. ¿Y si nos concentramos de una vez, pues, en unir fuerzas para salvar vidas al menos hasta que lo peor haya pasado?