Te quedan 1 artículos gratuitos este mes.

Accede sin límites desde 55 €/año

Suscríbete  o  Inicia sesión

Bruselas busca movilizar hasta tres billones de euros por la crisis social del coronavirus

Comparte

El deterioro acelerado que está registrando la economía en varios países europeos está propiciando una fuerte presión a las autoridades europeas para que aumenten los recursos financieros destinados a remediar las consecuencias económicas y sociales de la epidemia de covid-19. Técnicos de la Comisión Europea están intensificando los trabajos para convencer a los países más reticentes a adoptar medidas comunes (Alemania, Holanda, Austria y Finlandia) para incrementar los fondos necesarios en apoyo de los países más dañados, especialmente Italia y España. La Comisión trata de movilizar hasta tres billones de euros a través de un nuevo fondo complementario.

Las conversaciones se están desarrollando en los debates sobre el Marco Financiero Plurianual, que define el presupuesto de la Unión Europea para los próximos siete años (2021-2027). Los recursos presupuestaros de la Unión podrían alcanzar como máximo en torno al 1,3% de la Renta Nacional Bruta de la UE. Los trabajos de la Comisión se centran en la creación de un nuevo fondo complementario al presupuesto europeo ordinario que tendría carácter puntual y que podría ascender a 300.000 millones de euros, según fuentes conocedoras de las negociaciones.

El diseño del nuevo fondo podría estar ultimado a finales de abril. El objetivo sería multiplicar por un promedio de diez los efectos finales de este fondo, lo que permitiría movilizar un total de tres billones de euros, según las mismas fuentes. El impacto multiplicador dependerá del destino del dinero. En las participaciones de empresas, por ejemplo, el efecto multiplicador oscilaría entre cinco o seis veces y en los supuestos de avales podría ser de 25 veces.

Este fondo se suma a los 100.000 millones de euros para apoyar a los desempleados que recientemente ya fue aceptado por Alemania. Además también se estudia la ampliación de la capacidad de financiación del Banco Europeo de Inversiones, (BEI) que podría alcanzar hasta 200.000 millones de euros. Los países del euro pueden acudir además a la financiación del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), creado en la anterior crisis y  del que quedan disponibles 410.000 millones de euros. Se baraja también a posibilidad de destinar estos recursos a países no pertenecientes a la zona euro. El empleo del MEDE ha despertado, no obstante, fuerte oposición por parte de Italia por temor a que las condiciones exigidas puedan suponer recortes importantes a las prestaciones del Estado de bienestar como las pensiones.

Francia es el principal impulsor del nuevo fondo complementario que cuenta con el apoyo de varios países, principalmente de Italia y España. La cuestión continuará debatiéndose mañana por los ministros de Economía de la zona euro.

La propuesta de creación de eurobonos o coronabonos, que permitiría mutualizar, y en consecuencia, abaratar el coste de la deuda tropieza con serias dificultades políticas por parte de los países ricos. De momento los líderes europeos han optado por otros mecanismos como los nuevos fondos para lograr los recursos financieros que serán necesarios para evitar una debacle de empresas y familias.

Si prosperan estas iniciativas supondría un cambio sustancial respecto a la negativa histórica de los países ricos de que el presupuesto comunitario superase el 1% del PIB europeo. 

La carencia de recursos financieros suficientes para "hacer una unión cada vez más estrecha", es una limitación que la UE arrastra desde 2003. En diciembre de aquel año, los principales contribuyentes netos (Francia, Alemania, Reino Unido, Holanda, Suecia y Austria) enviaron una carta al presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, en la que le exigían que el gasto presupuestario no superase el 1% del PIB comunitario.

Si la recesión económica es tan grave como pronostican el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos internacionales, varios Estados no resistirían y la catástrofe social podría ser insostenible. Europa tiene que elegir entre unir todas sus fuerzas para proteger a sus miembros más necesitados o arriesgarse a que los ciudadanos le den la espalda en los peores momentos.

 

Foto portada: Unión Europea