Besos en la calle
Esta tarde he ido al súper. Es lo que se tiene que hacer cuando uno vive solo, y cuando lo hace acompañado, también. Tengo mis rituales. Justo enfrente de la puerta del súper, al otro lado de la amplia acera, hay un banco. Si hay suerte y no está ocupado, me siento en él y me fumo un purito. Se trata de una de esas recompensas absurdas que los fumadores tenemos.