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Cómo sobrevivir hasta la cosecha de 2015

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“El año ya venía malo. Antes de la crisis de Rusia los precios ya estaban por debajo del coste de producción. La verdad es que el 80% de los agricultores dedicados a la producción de melocotones y nectarinas lo van a pasar mal”. De manera sintética, Vicente Yepes, presidente de la Asociación Empresarial de la Fruta de Catalunya, expresa así la fundada preocupación existente entre los fruticultores de Lleida. La realidad es que muchos campos se han quedado con la fruta en el árbol con la consiguiente ruina para sus cultivadores.

En muchos aspectos el cultivo de frutales parece cada vez más una actividad industrial que agrícola. Se requiere una destacada cualificación profesional y fuertes inversiones. Además los costes de producción de una hectárea se sitúan por encima de de 12.000 euros al año lo que suele ir acompañado de importantes endeudamientos. “Con estos costes la mayoría de agricultores no tendrán dinero para llegar hasta el agosto que viene, porque los bancos ya no les dan créditos”, apostilla Yepes.

La realidad es que muchos agricultores cuando han ido al banco a pedir un crédito de subsistencia se han encontrado con la negativa de la entidad financiera al no poder ofrecer garantías suficientes. En este sentido, el sindicato Unió de Pagesos ha pedido a la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, que “actúe con medidas efectivas que están a su alcance”. En concreto le proponen que “habilite una ayuda de Estado que incluya créditos con intereses bonificados para financiar los costes de producción hasta la próxima cosecha, reestructurar la deuda y pagar los intereses que han de pagar las explotaciones”.


En la Comunidad Valenciana, la Unió de Llauradors y AVA- Asaja, estiman en 500 millones de euros las pérdidas por el cierre de fronteras. Ambas asociaciones han solicitado a las autoridades de Bruselas que frenen la entrada de frutas y hortalizas procedentes de países no pertenecientes a la UE. En Sevilla la Asociación de productores y Exportadores de Frutas y Hortalizas de Andalucía (Asociafruit), han pronosticado unos efectos desastrosos sobre unos mercados muy sensibles que afectan a mucho más que a las exportaciones a Rusia.
Las consecuencias del veto ruso a las importaciones de productos hortofrutícolas están resultando catastróficas para decenas de miles de agricultores de toda España. La crisis ha generado movimientos de unión entre agricultores de distintas comunidades. Los consejeros de Agricultura  de Catalunya, Josep Maria Pelegrí  y su homólogo aragonés, Modesto Lobón, han anunciado “un frente común” ante la crisis del mercado de la fruta tras el veto ruso como reacción a las sanciones de la Unión Europea por la guerra en Ucrania.

El impacto de la crisis afecta a numerosos colectivos, desde los productores, los recolectores, mayoritariamente temporeros y las distintas economías locales de las zonas agrícolas.

La Unión Europea ofreció en un primer momento un paquete de ayudas de 125 millones de euros, que los afectados han considerado “insuficientes”. La Comisión Europea ha anunciado 30 millones adicionales a partir de 2015 para las campañas de promoción de productos agrícolas. Se trata en cualquier caso de cifras muy alejadas de los daños reales que las organizaciones de agricultores calculan en 800 millones de euros.

Los sindicatos agrarios han censurado la lentitud de la respuesta de las autoridades.  Las esperanzas están puestas en la reunión del Consejo de ministros de Agricultura de la UE que se reunirá este viernes para estudiar nuevas soluciones.

Protesta de Unió de Pagesos en Barcelona. Foto: Unió de Pagesos
Protesta de Unió de Pagesos en Barcelona. Foto: Unió de Pagesos