¿Cuántas veces ha pasado ya lo peor de la crisis?
Repetir algo a menudo por si acaba siendo verdad. Ojalá no ocurra con el mantra: “Lo peor de la crisis ya ha pasado”. Lo ha vuelto a repetir el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy; en esta ocasión, ante los empresarios y académicos reunidos en Sitges entre el pasado jueves y este sábado por el Círculo de Economía. Ojo, que el empleo y la economía van a mejor, es el mensaje.
¿Cuántas veces había pasado ya lo peor de la crisis? Se lo habíamos oído afirmar a José Luis Rodríguez Zapatero (en abril, en junio y septiembre de 2009), antes de la pesadilla de la deuda soberana. Y también a quien fuera su vicepresidenta económica Elena Salgado en julio de 2010, cuando la política de su ministerio ya había sido reorientada desde Bruselas. También le dio al mantra el banquero mayor, Emilio Botín, pues en febrero de 2011 dejó claro ante sus accionistas que lo peor ya había quedado atrás. El propio Rajoy ya daba por superado el momento más duro de esta amarga travesía en noviembre del año pasado.
Mientras ya habíamos pasado lo peor, el país se quedó atrapado de nuevo en la recesión. Y a los cuatro millones de parados que ya se contabilizaban se le sumaba un par de millones más, en paralelo al tiro al plato al que se dedicaron a jugar los mercados con el euro, para poner a prueba la solidez del proyecto europeo y para constatar hasta qué punto va en serio esto de integrarnos en una unión monetaria, económica y política.
Resulta que en julio de 2012, el FMI había augurado que “no habíamos tocado fondo” y que ya podíamos prepararnos para 2013. En octubre de ese mismo año, el jefe de Goldman Sachs para Europa, Huw Pill, advertía que “la recesión (en España) se iba a acelerar en los siguientes trimestres”, que “lo peor estaba por llegar”, y el banco de inversión “no veía ninguna inflexión en esta tendencia en todo 2013”. No es que de pronto tengamos fe en el Fondo o los bancos de inversión, pero como mínimo a uno le surgen dudas.
En las mismas jornadas del Círculo de Sitges de estos días, el economista y matemático César Molinas, exdirector de Merrill Lynch y fundador de la consultora Multa Paucis, ha comentado con cierta inquietud cómo se está extendiendo la idea de que “estamos tocando fondo” (en este caso, en presente) y “luego empezaremos a subir”. “Estamos lejos de tocar fondo”, sentencia. Más aún: “El ahorro de las familias se encuentra en mínimos históricos desde los Reyes Católicos. Lo que significa que al ajuste del consumo privado le queda muchísimo”. No ve recuperación en el horizonte. Es cierto que no hay ninguna previsión macroeconómica dedicada a España para 2014 peor que para 2013 (ah, salvo el terrorífico 29% de paro pronosticado por la OCDE, un pequeño detalle…).
Más dudas. O mejor dicho, una ducha de agua fría después de la alegría que había dejado en el ambiente el ministro de Economía, Luis de Guindos, descrito por uno de los financieros presentes en la sala como “el comercial del Gobierno” después de escuchar cómo éste exponía con entusiasmo un montón de razones por las que deberíamos estar más contentos este año respecto del anterior. Por ejemplo, la losa de la deuda española pesa 200.000 millones de euros menos, el tirón de las exportaciones no tiene parangón en Europa (y supone ganancia de competitividad en la medida en la que los productos españoles no solo se venden más fuera, sino que se venden más dentro, ya que la caída de las importaciones es más intensa que el bajón de la demanda), o la reducción de un déficit público (al 7,1%), al que el Gobierno nunca le añade la coletilla del que le suma el rescate de los bancos porque Bruselas no se lo computa a España a la hora de sentarla en el banquillo. Si lo hiciera, aumentaría al 10,6%.
En cambio, un año atrás, recordaba De Guindos, “la situación financiera estaba al límite”, con datos alarmantes como la rentabilidad del bono a dos años al 7,5% (lo que sugería que muchos inversores “apostaban” por que España saldría del euro), salidas de capital por valor de 100.000 millones de euros, reducción de las subastas del Tesoro a un volumen de 1.500 millones y un endeudamiento total equivalente al 220 del PIB. En resumen: ¡Rayos y truenos cayeron sobre nosotros! Y nos hemos librado por los pelos. Sin embargo, al presidente Rajoy se le ha ocurrido la misma idea que a su ministro: comparar en el mismo foro lo que él mismo les dijo el año pasado a los empresarios catalanes con lo que podía contarles ahora. Y de rayos y truenos, nada. Rajoy dijo en Sitges en 2012 que España no estaba “al borde del precipicio” ni “en vísperas del Apocalipsis”, y que no había que “alimentar temores”. Era el 2 de junio. El 9 de junio el Gobierno solicitaba a la Unión Europea el rescate para el sistema financiero, con disponibilidad de hasta 100.000 millones de euros. Se supone que necesitará 40.000 millones (aunque poco antes el Gobierno había valorado las necesidades en 15.000 millones). De Guindos ha dejado sin respuesta (formulada por un empresario) la pregunta de si con 40.000 millones habrá suficiente, cosa que distintos analistas dudan. Y sin bancos solventes ni percepción de bancos sanos, será difícil resolver la sequía de crédito para las empresas (junto con los impuestos, parecía ser el gran tema que dominaba al auditorio). Por lo que la unión bancaria, que comporta el traspaso de la supervisión del 90% de las entidades españolas por el Banco Central Europeo (BCE) corre prisa. “Sin Unión Bancaria, la Unión monetaria no es creíble a medio plazo”, ha advertido al respecto José Viñals, director del departamento de Mercados y de Capital del FMI, que, por cierto, ha llamado a concluir la reforma financiera y ha alertado de nuevas crisis porque “se están vendiendo nuevos productos basura” como antes de las famosas subprime. Pero no está nada claro que la unión económica y fiscal vaya a estar lista en cuatro días. Todos los augurios de un rescate total de la economía española se han diluido, cierto, a partir de que, en agosto pasado, el presidente del BCE, Mario Draghi, pusiera paz con sus promesas de actuar como un gran bombero. El conseller d’Economía catalán, Andreu Mas-Colell, habla con normalidad del “posible fracaso del euro”, aunque sea para advertir a los empresarios que no les conviene en absoluto. Suena realista. El actual presidente del Círculo de Economía y exministro de Aznar, Josep Piqué, se despidió del foro, entre otras advertencias, diciendo que “no sería comprensible la complacencia” por lo que respecta al panorama económico. No se entendió bien el uso del condicional.
(Foto de portada: Servicio audiovisual Moncloa).