Experiencias que inspiran otra forma de hacer economía
'Alternativas Económicas' publica el número Extra 'Economía solidaria: 10 historias de éxito'. Son experiencias que no incurren en los daños medioambientales y las relaciones laborales deshumanizadas que caracterizan a la mayoría de empresas. La economía social ha cosechado resultados palpables en los sectores financiero, energético y de telecomunicaciones.
Algunos lectores nos han comunicado en varias ocasiones que estaban un poco saturados de reportajes sobre los desastres de la crisis económica con las reiteradas referencias a las desigualdades, las injusticias y los fraudes que la acompañan. Al mismo tiempo, estos lectores nos demandaban informaciones más constructivas sobre alternativas y experiencias empresariales concretas que pudieran servir de referencia para organizar la economía y la vida de las personas de una manera más saludable y eficiente.
Aunque en todos los números de Alternativas Económicas hay crónicas sobre cooperativas y entidades de economía social que han logrado resultados muy positivos, lo cierto es que existe un gran desconocimiento sobre la verdadera dimensión y relevancia de estas sociedades. Esta es una de las razones por las que hemos recogido en un Extra una selección de empresas de Economía Social y Solidaria (ESS) que han resultado un éxito probado y que en ocasiones cuentan ya con varios años de experiencia. Pensamos que merecían ser conocidas por su propia historia y porque podían servir de inspiración a muchas personas para poner en marcha sus propios proyectos.
La realidad es que la economía social ha vuelto a cobrar un especial interés a medida que han ido emergiendo los desastres de la crisis financiera y económica que estalló hace diez años. Las masivas pérdidas de empleos, viviendas, ahorros, aumento de las desigualdades y empobrecimiento de una parte creciente de la población han puesto al descubierto los estragos del fundamentalismo del mercado que se ha impuesto en buena parte del sistema capitalista.
Al mismo tiempo, la desenfrenada actividad financiera e industrial de las últimas décadas ha demostrado la insostenibilidad de un sistema tanto desde el punto de vista medio ambiental como por el progresivo desamparo en que está quedando una parte creciente de ciudadanos cada vez con menos derechos. Es sintomático que son precisamente los modelos de economía social y solidaria los que han adoptado una actitud más responsable tanto en materia de medio ambiente como en la organización de las relaciones del trabajo más humanas. La economía alternativa explicita abiertamente unos principios (democracia, apoyo mutuo, igualdad, solidaridad) y establece los medios y controles necesarios para su consecución.
Otra banca es posible
Uno de los campos en los que la economía social ha cosechado resultados más palpables es precisamente en el sector financiero, en el que parecía imposible plantear una alternativa ante la potencia de los grandes bancos y su sofisticación tecnológica. Pues bien, en este sector, por ejemplo, se han consolidado dos sociedades cooperativas, Coop57 y Fiare, cuya eficiencia económica y no digamos social son muy superiores a las de la banca convencional.
Coop57, cuyo origen se remonta a la caja de resistencia creada en el contexto de la lucha laboral de Editorial Bruguera, registra un porcentaje de créditos impagados inferior al 2%, cuando el promedio de la banca convencional se sitúa en torno al 10%. Este indicador por sí solo ya revela la insostenibilidad de las entidades convencionales, cuyos propios expertos admiten que es imposible hacer banca con una morosidad del 6%. La banca privada se sostiene por el BCE.
Tampoco se puede perder de vista el coste que ha supuesto para los ciudadanos el rescate de la banca privada, que en España ha precisado 60.718 millones de euros de ayudas, de los que ya han perdido más de 40.000 millones. Las entidades cooperativas no han costado ni un céntimo.
En el campo de la energía es destacable el despegue realizado por Som Energia, una cooperativa sin ánimo de lucro que se ha fijado como objetivo cambiar el modelo energético de este país. Produce y comercializa electricidad utilizando exclusivamente fuentes renovables. En siete años ha logrado llevar la luz a 50.000 familias en toda España. También aquí el contraste con el sector energético dominante es abrumador. Las grandes empresas eléctricas españolas (Endesa, Iberdrola y Gas Natural) constituyen un poder oligopólico que domina completamente el mercado. Pero su ineficiencia es patente como lo evidencia que el precio de la electricidad es de los más caros de Europa. Esta exagerada concentración de poder en manos privadas explica también la insensibilidad para resolver los numerosos casos de pobreza energética.
La estructura de cooperativa es la que ha hecho posible una historia como la de Mol Matric, una empresa industrial que fabricaba equipamientos para importantes compañías como General Motors, Alstom y Caf, que cayó en la crisis en la década de 1980. El dueño abandonó la empresa, dejó de pagar los salarios e intentó vender la maquinaria. Los trabajadores se organizaron, impidieron el desmantelamiento y con muchísimo sacrificio crearon uno de los primeros ejemplos de empresas recuperadas. Su principal fuerza ha sido el apoyo mutuo y el espíritu solidario. Han salvado la empresa, el empleo e incluso aumentar la plantilla de 50 a 70 puestos de trabajo. Su organización es la opuesta a la de una empresa capitalista orientada a la búsqueda de beneficios sin ninguna consideración para el empleo. Mol Matric ha constituido un fondo de reserva con parte de los beneficios, que permite mantener los salarios en los momentos de baja producción en lugar de despedir a los empleados.
La experiencia de Mol Matric ha contado con el asesoramiento del Col·lectiu Ronda, unos abogados laboralistas que en 1980 se constituyeron en cooperativa y consagraron sus conocimientos jurídicos a hacer valer los derechos de los trabajadores. El Col·lectiu es hoy un gran baluarte de la defensa del derecho laboral y sus abogados gozan de la máxima reputación ante los tribunales. Su campo de actuación se ha ido ampliando y hoy constituye un referente en la defensa de los miles de desahuciados, tenedores de preferentes y otras víctimas como los afectados por el amianto. La cooperativa cuenta con 73 trabajadores y 25.000 abonados. Su éxito está estrechamente ligado a su modo de organización cooperativa, autogestionaria y con una plena autonomía de las distintas áreas de trabajo.
Los ejemplos que se recogen es esta edición son sólo una pequeña muestra de las experiencias existentes en todo el país. Sirven para dejar fuera de toda duda de que existen soluciones alternativas y funcionan. No son propuestas utópicas, sino realidades. Quizá el único reproche es que las experiencias son pocas y pequeñas, pero esto es solucionable. Sólo depende de nosotros.