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¡Feliz día de la madre, y muchísimos ánimos!

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Ilustración
Arturo Michelena

Hoy es el Día de la madre. Cualquiera podría decir que he caído en la frivolidad y el ensañamiento de las grandes marcas para seguir vendiendo y seguir consumiendo. Pues a mí me parece bien que al menos un día se pueda poner el foco en las madres. Debería ser mucho más que un día. Pero es que a veces ni siquiera es eso. Ellas son las que, calladamente, se dejan la piel sin cobrar nada a cambio, para que el mundo siga su ritmo y avance. Pocas personas toman en cuenta realmente el valor de las madres. Yo misma no fui consciente de todo lo que implica hasta que me convertí en una de ellas.

Las mujeres dedican un poco más de tiempo al trabajo no remunerado en el hogar cuando no tienen hijos. Ahí la cosa es menos difícil. Pero la maternidad es el punto de inflexión. El punto donde se bifurcan los caminos y ellas dedican mucho más tiempo a los cuidados, y menos al trabajo remunerado. Es ahí donde se rompen sus sueños laborales. Es a través de esos años en que el cansancio se adueña del cuerpo. Que se hacen dependientes de sus maridos o parejas, y que se dejan a ellas mismas de lado.

Le madres dedican a los cuidados tres veces más tiempo que los hombres. A lo largo de un año, dedican al hogar el equivalente a 201 días de trabajo, según el INE. La mayoría de ellas lo hace cuidando a niños y a personas mayores. Ellas, que no tienen un segundo para ellas mismas. Muchas veces no les compensa trabajar a tiempo completo porque tendrán que pagar a alguien que cuide a sus hijos, y que puede que les cueste más caro o igual que quedarse ellas mismas durante esas horas. Por eso, son el 75% de las personas que trabajan a tiempo parcial. O que directamente dejen de trabajar de forma remunerada porque se requieren demasiados cuidados. El 42% de las mujeres que están inactivas en el mercado laboral, lo están porque tienen que cuidar de otros. En los hombres este porcentaje solo es del 5%.

El mundo no está preparado para hacerles los honores correspondientes, lo que implicaría en realidad que los estados se hicieran cargo de lo que ahora le sale gratis a la humanidad. Ese sería el mejor regalo que les podríamos hacer.

Estos días, por motivos laborales, he tenido que entrevistar a 20 personas con discapacidad intelectual. No fue sorpresa ver que en el 90% de los casos eran ellas quienes se hacían cargo de los cuidados que sus hijos con discapacidad requerían. Cuerpo y alma, para que sus criaturas salieran adelante. Ellas las que estaban ahí al pié del cañón, casi siempre ellas, muchas veces solas.

Yo les dedico un monumento entero en este día. Las madres, las que se las ven y se las traen, y que en estos días de confinamiento tienen más trabajo que nunca, básicamente porque muchos de ellos prefieren irse a hacer la compra. O porque no está en su costumbre fregar los suelos, ni limpiar hasta los pomos -menos con lejía-, ni fregar el lavabo. Ni por supuesto, el inodoro, donde ellos hacen pis, de pie, y no siempre con el atino correspondiente.

A las madres, 365 días de feliz día. Ojalá que la cosa cambie pronto. Y toda la fuerza en estos tiempos difíciles.