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María Guerrero

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Noviembre 2020 / 85

Ilustración
Perico Pastor

Actriz y empresaria teatral.

Tan admirada por su talento como temida por su carácter autoritario y correoso, la emblemática actriz María Guerrero (1867-1928), conocida como La Brava, fue una de las primeras empresarias teatrales en España.

Nacida en Madrid el Miércoles Santo de 1867, era hija de un maestro tapicero y decorador que entró en la gestión teatral, y se formó como artista con Teodora Lamadrid. Debutó a los 18 años en el Teatro de la Comedia con Sin familia, de Miguel Echegaray. En los primeros años se encasilló en papeles de dama ingenua que requerían escasa capacidad dramática, pero pronto se convirtió en la primera actriz del Teatro Español, que llegaría a reformar y dirigir y donde como gestora obtuvo grandes beneficios, según el Cuaderno Pedagógico que el Centro Dramático Nacional (CDN) le dedicó en 2017.  Su dramaturgo de cabecera fue el matemático y primer Nobel de Literatura español José Echegaray. 

Creó su propia compañía y, en 1908, junto con su marido, el también actor, director y aristóata Fernando Díaz de Mendoza, compraron el Teatro de la Princesa, ahora propiedad del Estado y que lleva su nombre. Fue un escenario donde vivió triunfos clamorosos. Con el afán de llenar las salas, segmentaba la oferta (lunes de teatro clásico, funciones populares, sábados de comedias blandas para jóvenes... ) según los diferentes públicos. 

La pareja hizo tándem para promover la autoría española en el extranjero y, tras realizar varias giras en Latinoamérica, adquirieron también el Teatro Cervantes, en Buenos Aires. La costosa inversión fue una de las causas de los graves apuros económicos en que con los años incurrió, junto con el auge del cine y la fatiga del público.  Acabaron sin el Princesa (aunque siguieron viviendo arriba) y sin el Cervantes (hoy Teatro Nacional).

La mujer más retratada

De María Guerrero cuelgan tres retratos en el Museo del Prado, que en su página web incide en "la obsesión por su propia imagen" de la actriz más venerada de su tiempo en España. En uno de los cuadros, pintado por Raimundo de Madrazo, aparece representando el papel de Doña Inés, del Don Juan Tenorio de José Zorrilla. Fue uno de los personajes que más éxitos le aportó, y dice la leyenda que el propio Zorrilla, ya entrado en años, exclamó al verla actuar: " ¡Esta es mi doña Inés! ¡La que yo había soñado!" Joaquín Sorolla la retrató como protagonista de La dama boba, de Lope de Vega. Emilio Sala la pintó de niña, cuando la llamaban Mariquita.

El talante de la Mari Guerra se reflejó en episodios como el no reconocimiento de su nieto, Fernando Fernán-Gómez, pues rechazó la relación de su hijo Fernando, también actor, con la actriz Carola Fernán-Gómez, que formaba parte de su compañía teatral. Intentó desabaratar el romance mandándola de gira por América Latina, a la que fue ya embarazada.

Nombrada hija predilecta de Madrid, María Guerrero fue galardonada en vida con la Gran Cruz de Alfonso XII. Murió en su vivienda del Teatro Princesa, en 1928. Tres años después, el teatro fue reabutizado por el Ayuntamiento de Madrid como Teatro María Guerrero.