Los ‘hedges funds’ cooperativos consiguen mejor rentabilidad
Hasta el ‘Financial Times’ reconoce el plus competitivo de las cooperativas, pero la economía social debe ir más allá
El Financial Times publicaba recientemente un artículo excepcional: Power to the (working) people works. Es decir, la biblia periodística liberal explicaba que dar poder a los trabajadores es bueno para la empresa... ¡incluso si ésta se dedica a gestionar patrimonios o activos financieros!
El diario daba cuenta de una exhaustiva investigación de la consultora Casey Quirk, especializada en la gestión de activos financieros, que ha descubierto que las entidades de gestión de patrimonio propiedad de los trabajadores lograron entre 2003 y 2013 una rentabilidad dos puntos por encima que aquellas en que los trabajadores no participan de la propiedad.
La explicación apuntada: ser propietario y a la vez trabajador suele implicar más motivación y más posibilidad de llegar a acuerdos internos. Es la gran ventaja de las cooperativas y uno de los elementos clave que ayuda a entender por qué están resistiendo mejor la crisis que las empresas capitalistas, como contamos en el Dossier de Alternativas Económicas de octubre, dedicado a la economía social.
El artículo del Financial Times es excepcional porque incluso el gran periódico de la City reconoce la ventaja competitiva de las cooperativas. Pero lo es también porque porque obliga al sector a mirarse al espejo: ¿Basta con ser cooperativa para ser “economía social”? Los hedge funds que funcionan en la práctica como cooperativa resulta que ganan más, de acuerdo. Pero habrá que preguntarse también cómo han ganado este dinero: ¿especulando con la deuda pública de un país en apuros? ¿Comprando acciones a corto para desestabilizar una empresa con problemas con la aspiración de que forrarse si cae? ¿Cercando a un país para lograr que privatice las pensiones?
La fórmula jurídica cooperativa de una empresa puede ser un buen indicador de que se trata de economía social, pero no puede ser el único elemento a considerar. La economía social va necesariamente más allá: presta atención a que exista democracia dentro de la empresa y no haya grandes diferencias salariales, pero también debe asegurar que el impacto de la empresa es beneficioso para el conjunto de la sociedad y no sólo para los propietarios de la compañía, por mucho que estos sean los trabajadores y estén organizados como cooperativa.
Las grandes organizaciones de la economía social (Cepes, Coceta, etcétera) lo tienen claro, pero precisamente para reforzar este flanco y fijar unos criterios estrictos y objetivos surgió hace algo más de una década dentro de la economía social el movimiento de la “economía solidaria”, que se organiza en España a través de la Red de Redes de Economía Social y Solidaria (REAS), a la que está vinculada la red catalana Xarxa d’Economia Solidària (XES).
Este segmento de la economía social también ha dado un gran salto con la crisis, lo que muestra que los valores solidarios no sólo no están reñidos con la eficiencia empresarial, sino que incluso pueden ser factor de competitividad y de aportación de valor añadido ante consumidores cada vez más exigentes.
El citado Dossier de Alternativas Económicas incluye la evolución de las entidades vinculadas a la REAS y a la XES entre 2006 y 2013: los puestos de trabajo retribuidos en España han pasado en este periodo de 3.300 a 7.300. Y la facturación conjunta en el mismo periodo ha crecido el 52% al saltar de 171 millones de euros a 261.
La vitalidad sel sector se expresa muy particularmente en Cataluña este octubre, Mes de la Economia Solidaria, que incluye centenares de actos en decenas de localidades, con el punto fuerte del Festival Esperanzah, que arranca este viernes en El Prat de Llobregat, y sobre todo, de la III Feria de la Economía Solidaria, que se celebra del 24 al 26 de octubre en Barcelona. En 2013 pasaron por la antigua fábrica Fabra i Coats del barrio de Sant Andreu de Barcelona 184 entidades y 12.000 personas y todo indica que este año el recinto puede quedarse pequeño.
Para finales de noviembre se está preparando además el I Congreso Internacional de Economía Social y Solidaria, en Zaragoza.
Es un sector sin duda en ebullición, pero los hedge funds no están invitados... ni siquiera los “cooperativos”.