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Piénselo dos veces antes de aplazar el IVA

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Si quiere que yo siga siendo su cliente, piénseselo dos veces antes de pedir a Hacienda un aplazamiento del pago del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) hasta que le pague la factura que le debo. Y antes de decirme qué piensa hacer, recuerde que su opción me afecta.

El tipo de toques que dan muchas grandes empresas a sus proveedores –en este caso, a trabajadores autónomos o pymes– es un poco más sutil que esta amenaza, pero no mucho más. En todo caso, los toques están siendo efectivos.

La presión ha hecho fracasar una de las medidas que el Gobierno anunció desde que llegó al poder con un gran do de pecho: la solicitud del llamado criterio de caja en el impuesto que grava el consumo. La medida iba a terminar con una de las pesadillas de los autónomos en esta crisis, que consiste en sentarse a esperar para poder cobrar facturas que se demoran más de lo debido en el tiempo, cuando, en cambio, Hacienda no espera.

Ya a finales de 2013, la Plataforma Multisectorial contra la Morosidad estimó que no pasaría del 15% la cantidad de autónomos y pymes que se acogería a esta posibilidad. El paso del tiempo, la denuncia pública de los afectados y el reconocimiento por lo bajini del problema “en casos puntuales” por parte de la patronal CEOE hicieron más que buena la previsión.

Los autónomos proveedores de servicios a grandes compañías siguen recibiendo comunicaciones como ésta, procedente de la Administración de Construcciones del Grupo de Empresas El Corte Inglés: optar por el aplazamiento del pago “supondría que nuestra empresa, como destinataria de sus facturas, se vería obligada a retrasar la deducción del IVA repercutido en sus facturas hasta el momento del pago total o parcial de las mismas”.

Ciertamente. Con aplazamiento, el cliente no puede deducirse el impuesto, y esta deducción –alarma- se ha integrado con normalidad en la estrategia contable protagonizada, sobre todo, por grandes constructoras, distribuidoras y empresas hosteleras. Las asociaciones de autónomos llevan tiempo denunciando un silencioso boicoteo de una medida que se suponía que iba a quitarles agobios de encima.

La advertencia está clara: “Además de los costes financieros que conlleva [el retraso del pago del IVA], supone nuevas cargas administrativas y desarrollos informáticos para el control del vencimiento de sus facturas”, sigue la mencionada comunicación del grupo de distribución. Desde El Corte Inglés se solicita al proveedor que “devuelva cumplimentada” la comunicación, marcando si opta o no por el aplazamiento. Lo que viene después, apuntan desde las organizaciones ATA y UPTA, es que el autónomo se confiesa primero con su cliente y, consciente de que se arriesga a perderlo, desiste del aplazamiento del pago. Los asesores fiscales consultados, a los que también se les complica el trabajo con el IVA de caja, también lo corroboran.

Por encima de todo, el aplazamiento es un espejo en el que se refleja lo que tardan en pagar las empresas por los servicios y productos. “Si tienes que ingresar el IVA en 30 días y te pagan a 180… es terrible”, comenta Sebastián Reyna, desde UPTA que, junto con ATA, exigen un régimen sancionador contundente.

Estamos ante una de las mejoras aparentes de la vida de los autónomos que ha pinchado, igual que, por otras razones, lo han hecho la cobertura por paro (cese de actividad) o el reconocimiento por parte de las empresas de la figura de los autónomos dependientes a los que da carga de trabajo.

El dossier de este mes de Alternativas Económicas está dedicado a la locura total de la vida de los trabajadores por cuenta propia, que ganan peso en el mercado laboral de la postcrisis que se atisba, y que no son tan libres ni emprendedores ni están tan protegidos como a muchos les gustaría hacernos creer. Maternidad, pensiones, efectos de la tarifa plana son algunos de los aspectos de los que queremos informarte.