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“Si los políticos quisiesen sabríamos donde ha ido a parar el dinero de los rescates"

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El periodista Harald Schumann estaba habituado a que a su alrededor todo el mundo diese por buena la versión de que el dinero que los europeos han aportado para hacer frente al rescate de diversos países y bancos han servido para tapar agujeros causados por unos ciudadanos gandules, corruptos o malos gestores. Schumann ha removido cielo y tierra para demostrar que los bancos alemanes, y también franceses y de otros países, tienen su parte de la culpa de esta crisis, por su voluntad de recuperar el dinero dejado a empresas y países rescatados negándose a aceptar sus errores al arriesgarlo. Dio a conocer el resultado de su investigación en el documental “El secreto de los rescates bancarios”, difundido hace un año. Quedaron muchos extremos por aclarar. El periodista está convencido de que los gobiernos podrían desvelarlo si quisieran.

¿Qué lo animó a hacer este documental?

Contrarrestar la falsa narrativa muy extendida, particularmente en Alemania y Francia, de que los Gobiernos y los ciudadanos del Sur habían gastado demasiado y que para rescatarlos había que hacerlo con el dinero de los impuestos de los países del Norte. Esta es la idea más extendida entre los alemanes sobre la eurocrisis. No tienen ni idea de que no habría ninguna burbuja en Irlanda, España, Grecia, Portugal o Chipre si no hubiese fluido tanto dinero alemán hacia allí. El propósito principal era demostrar que hay una corresponsabilidad en lo que pasó en los países en crisis por parte de los inversores alemanes y del Gobierno alemán.

El Gobierno alemán se niega a aceptarlo. Como se ve en el documental, el ministro de Finanzas, Wolfgang Schauble, simplemente niega toda responsabilidad por parte de los inversores, lo cual no tiene ningún sentido desde un punto de vista económico. Si alguien deja dinero a otro y el deudor no invierte el dinero de forma inteligente, naturalmente es obligación del que lo presta comprobar que se invierte correctamente. Y no lo hicieron. Ese es el principal propósito del documental.

¿Llegó a saber dónde ha ido o está yendo a parar el dinero que se dedicó a rescatar los bancos de los países del Sur en crisis?

Naturalmente, no. Lo que quería demostrar es que la información sobre los beneficiarios de los rescates bancarios se mantiene secreta de forma deliberada para no aclarar de donde a donde fluye el dinero. Pero, por otro lado, hay cifras disponibles que demuestran que una parte muy importante del dinero que el Gobierno español recibió de otros países europeos se ha utilizado para pagar las deudas en países como Alemania, especialmente.

Los bancos alemanes, y también franceses o ingleses, que arriesgaron su dinero con la crisis en los países del Sur ¿lo han recuperado?

La mayor parte del dinero que invirtieron en los países en crisis lo han recuperado porque ha sido sustituido por créditos asumidos por esos países. Este es el principal propósito del rescate bancario: sustituir la deuda de los creditores privados por deuda de creditores oficiales, estados, ciudadanos que pagan impuestos. Este es el núcleo central del trabajo de la troika. Y en el caso de España, de la Comisión Europea y el Fondo Monetario.

¿Es imposible podrá acabar con ese secretismo sobre el dinero de los rescates bancarios y el conjunto de sus operaciones?

Claro que sería posible. Los bancos de compensación tienen todos los dados. Y los bancos de depósitos tienen los datos de los plazos en los pagos de la deuda. Si las autoridades monetarias, reguladoras, los gobiernos quisiesen saber quiénes son los creditores sería fácil de averiguar.

En el documental lo demuestro con un ejemplo alemán. Cuando se rescató el Hypo Real State, alguien en el ministerio de Finanzas o en la cancillería quiso saber quiénes se beneficiarían del rescate.  Esa persona, quizás la propia Angela Merkel, ordenó que el Bundesbank hiciera una lista con todos los créditos inseguros que saldrían perjudicados si no se hubiese rescatado el banco. Esta lista se hizo, lo cual demuestra que es posible hacerla si hay voluntad política. Incluso en este caso, la lista se mantuvo secreta y solo se conoció hasta una investigación parlamentaria.

Para obtener información de quién arriesgaba el dinero en esas operaciones tuvo que recurrir a informantes secretos. ¿Fue peligroso realizar esa investigación?

Quizás hubiese sido peligroso si hubiese tenido éxito en mi investigación. La información que revelé era más o menos pública. Por ejemplo, en lo que se refiere a los creditores de Bankia, la única información que conseguí fue la que obtuve del servicio de información financiera de Bloomberg. Esas informaciones fueron dadas a Bloomberg por fondos de inversiones, y representaban menos del quince por ciento del total del dinero afectado.

Si hubiese obtenido los datos totales de Bankia y hubiese descubierto los nombres  de tres, cinco o diez grandes inversores que se hubiesen beneficiado de esas operaciones, y que dos o tres de ellos eran españoles ricos, quizás sí que hubiese sido peligroso, pero, desgraciadamente, no alcancé ese nivel de información.

Han aparecido informaciones indicando que el presidente de Bankia, Rodrigo Rato, fue cesado por presiones del Gobierno de los Estados Unidos... 

No tengo información al respecto. Es evidente que Estados Unidos juega siempre un papel donde el dinero de sus bancos está implicado. Por ejemplo, en el caso irlandés no fue solo el Banco Central Europeo quien bloqueó la intención del gobierno de ese país de que fuesen los poseedores de bonos inseguros quienes  asumiesen las pérdidas bancarias sino que el ministro de Finanzas de los Estados Unidos, Timothy Geithner, vino a decir que no aceptaba esa solución porque había dinero de Wall Street envuelto y que debían asumirla los propios irlandeses.

A menudo oímos que en países como el nuestro tenemos que recortar servicios sociales porque tenemos que pagar una deuda muy grande pero nunca se nos dice a quién hay que pagarla.

Esa es mi demanda. Hay que hacer esa pregunta. El gobierno español tiene los medios necesarios para saber quiénes son los beneficiarios, quienes reciben el dinero. Porque cada mes tiene que pagar los intereses o los cumplimientos de los bonos y si no tuviese acceso a los datos no sabría a quien enviar el dinero. Quizás lo envían a los bancos de compensación pero puede preguntar a la entidad reguladora, al Banco Central de España,  que averigüe quienes son los poseedores de esos bonos hoy. Quizás descubra que ahora muchos de esos bonos están en manos de un fondo de riesgo de Estados Unidos. Es posible que los iniciales inversores alemanes se los hayan vendido. Pero es fácil para un gobierno averiguarlo si tiene voluntad política de hacerlo.

A menudo se responde a las personas y entidades que intentan descubrir a quien hay que pagar las deudas que obligan a aplicar recortes públicos que es muy difícil averiguarlo.

Es complicado. Lo admito. No se pueden conseguir los datos con una simple llamada telefónica. Pero la autoridad monetaria o la autoridad reguladora de los bancos tienen todos los poderes ejecutivos necesarios para llegar hasta el último beneficiario. Estoy seguro. Lo descubrí cuando contacté con los bancos de compensación en Europa. Hay dos. Uno en Alemania y el otro en Bélgica. Les pregunté si sabían donde había ido el pago de los intereses o el principal de la deuda y me contestaron que sí pero que tenían prohibido por ley dar a conocer cualquier dato privado. Si fuese legal, podrían darlos.

Y para hacerlo legal solo hace falta que se aprueba la ley correspondiente. Si hubiese voluntad política es posible descubrirlo.

¿Insistirá intentado descubrir dónde está ese dinero?

No. No investigaré más. No tengo más vías de investigación. Si alguien me aporta nuevos datos, volveré, claro. Sigo queriendo saberlo. Hice lo que pude.

Lo que estoy haciendo ahora es otro documental con una aproximación más general sobre como la troika y el régimen de la crisis ha actuado en los países afectados en los últimos cuatro años, qué errores se han cometido, cómo la democracia ha sido saboteada y cómo afecta a la gente. Será un documental de 90 minutos, también para Arte y la televisión alemana ARD. Llevará tiempo pero estamos descubriendo detalles desconocidos. Empezamos ahora a grabar. Tenemos que ir a Grecia, Portugal, Irlanda, Chipre, Bruselas y Estados Unidos. Llevará su tiempo. Probablemente estará acabado en diciembre y lo estrenaremos el año que viene.

 

¿Cómo encajaron el documental en Alemania la clase política, los medios de comunicación, la gente en general?

Es difícil de decir. Al público le gustó. Obtuvo el premio de la televisión alemana, como el mejor documental del año. Pero los dirigentes o representantes oficiales del Gobierno no reaccionaron. No sé lo que piensan. Por otro lado, nadie me acusó de haber dicho algo falso. Salvo un representante del grupo “verde” del Parlamento Europeo, que dijo que entendía que el documental apostaba por la negación de los rescates bancarios y que eso hubiese sido muy arriesgado porque habría llevado al colapso del sistema financiero europeo. Le repliqué que yo sólo quería saber quiénes se beneficiaron de los rescates y como encontrar el camino para que paguen su parte del coste en esas inversiones equivocadas. Lo cual es diferente. Se podrían aplicar tasas adicionales para hacerles pagar y no dejar caer a los bancos.

De todos modos, hemos de conocer todos los datos y tener un debate bien informado sobre esta cuestión. Mientras los beneficiarios continúen escondidos no tendremos nunca un debate abierto. Es lo contrario a la democracia pagar billones de euros de los ciudadanos que pagan impuestos a beneficiarios que los electores no tienen el derecho de conocer. Esto no tiene nada que ver con procedimientos democráticos.

 

¿Habrá que esperar a que Wolfgang Schauble escriba sus memorias para conocer las respuestas a las preguntas que le planteó?

Estoy casi seguro que él no sabe las respuestas. Porque no quiere saberlas. No pidió datos adicionales. En la entrevista, incluso rechazó que hubiese dinero alemán envuelto en esas operaciones. Cuando le enseñé el testimonio del presidente de una caja española, me dijo que “quizás, pero no fuimos nosotros quienes les amenazamos con armas para forzarles a coger el dinero. Cogieron nuestro dinero deliberadamente y sólo ellos son los responsables”. Es lo único en lo que estaba interesado y no le interesaba nada más. Probablemente, Wolfgang Schauble no revelará los datos. Quizás otro ministro de Finanzas posteriores, pero quizás entonces los datos se hayan perdido, porque no estarán guardados siempre.

¿Se siente frustrado porque no consiguió averiguar dónde ha ido el dinero de los rescates bancarios?

No por eso. Estoy frustado porque hay muy poca gente que hace la pregunta. Si hubiese miles y miles de personas pidiendo donde ha ido su dinero, tendría que dar una respuesta. Hay poca gente que se preocupa por éso y demasiada que acepta la explicación de que todo es muy complicado de averiguar.

Nuestro gran problema es que tenemos los gobiernos que nos merecemos porque muy poca gente plantea las preguntas adecuadas.