Sin fósiles, ¿quo vadis energía?
La magnitud del cambio del paradigma energético exige un cambio en la actitud de los poderes públicos y los actores socioeconómicos
Desde la revolución industrial, el desarrollo de la sociedad ha estado ligado a la disponibilidad de energía fácil y abundante, ya sea para la industria de todo tipo, ya sea para la producción de combustibles para la movilidad. La estructuración de la sociedad y las capacidades económicas han estado íntimamente conectadas a geopolítica de los fósiles y sus redes de distribución.
Desde la guerra Yom Kipur (1973), que puso de relieve la dependencia del precio de la energía y el poder que confiere a los países que detentan sus fuentes, ha habido cíclicamente diversos momentos en la reciente historia que marcaron la importancia de la energía y el peso geopolítico de las decisiones tomadas sobre ella.
Después de más de 120 años de este modelo económico dependiente de las fuentes fósiles, las alertas ambientales sobre los límites impuestos por el agotamiento de los recursos naturales, la lastimosa salud del planeta relacionada en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y los efectos sobre el medio ambiente y la biodiversidad han llevado a poner en la escena la necesidad de una transición energética...