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¿Y si cierran las fronteras?

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Fotografía
Robert Couse-Baker

Origen
Flickr

Raúl trabaja en París desde hace medio año y el cierre de las fronteras al principio de la pandemia le alcanzó en esta nueva vida en el extranjero. "Al principio tenía que estar en París sólo durante los días de labor y volver a Oviedo los fines de semana, pero la covid cambió todos mis planes". Tiene una hija de 10 años que no ve desde entonces y ahora las noticias cada día más alarmantes le empiezan a preocupar. "El gobierno francés está pensando cerrar las fronteras con España. ¿Lo sabías? Estoy pensando en no viajar avión. Ya he pedido a mis jefes si puedo coger el coche de la empresa para ir a España. Tiene matricula francesa, creo que me crearía menos problema."

Ya está pensando en el 7 de agosto, el día que empiezan sus vacaciones y que con su mujer lleva semanas planeando. "Mira, estoy trabajando tanto que se me está pasando el tiempo volando, pero cuando llegue a Oviedo tendré mucho que recuperar. Mi mujer me cuenta que la niña necesita quemar energías, que ha crecido mucho, que ha pasado un año difícil entre clases online y confinamiento. Les había prometido unas vacaciones en toda regla."

Sonríe durante unos segundos antes de volver a ponerse serio y seguir con sus fabulaciones. "Si las cosas se ponen mal, en coche no me deberían decir nada. Vamos, que soy español y tengo a mi familia allí que me espera. Y a la vuelta me llevo todos mis documentos de trabajo y con la matrícula francesa espero que vaya todo bien. En avión tendría que pasar por Madrid o, peor aún, por Barcelona y quedarme casi 10 horas entre vuelo y vuelo. Ahora, con la que hay, no es caso de arriesgarse. Y ya veremos si de aquí a tres semanas siguen volando." 

La pandemia sigue creando problemas a millones de personas. En un mundo donde los intercambios entre países se han vuelto imprescindibles, un nuevo cierre de fronteras preocupa a todos.

María, que tiene una pequeña tienda en uno de los barrios más centrales de Roma, es española pero vive en la capital italiana desde hace años. "Llegué aquí por amor y me quedé porque ahora estoy enamorada de la ciudad". Quiere volver de vacaciones a España y mira todos los días las noticias con cada vez más preocupación. "No me ha llegado ningún mensaje de la compañía aérea, pero tengo mucho miedo. Sólo puedo cerrar la semana de ferragosto, como dicen aquí (la que incluye el 15 de agosto), y todavía queda mucho, pero la cosa pinta muy mal". Y es que en Italia también empieza a aumentar diariamente el número de contagiados. "Dicen que son casi todo casos de importación, pero eso no cuenta para mí. Me van a fastidiar las vacaciones igualmente".

"La verdad es que si algo tengo que decir es que me parece que nos estamos adecuando, como si fuese normal lo que está pasando", dice sin tapujos Stefano, que por trabajo viaja entre Turín y París una vez por semana. "Al principio las compañías dejaban un puesto entre un pasajero y otro. Después empezaron a ocuparlo. Ahora acabo de volver de Italia y lo único que me han pedido es una autocertificación de que no he estado en contacto con nadie que tenga el coronavirus y un número de contacto por si tienen que llamarme para ponerme en cuarentena. Pero si hubiese querido dar un dato falso habría podido, es sólo cuestión de responsabilidad". De responsabilidad personal sí, pero también legal porque declarar en falso constituye un delito contra la salud pública con penas que llegan hasta los 12 años de cárcel en Italia.