La UE seguirá pagando por la tenencia de tierra
Europa prepara la nueva reforma de la Política Agraria Común. Se seguirá pagando por terreno, aunque no necesariamente se produzca.
FOTO: EDU BAYER
El Complejo Agrícola, SA, propiedad de la familia Mora Figueroa Domecq, cobró en 2012 de la Comisión Europea, e indirectamente de los bolsillos de los y las contribuyentes de España, casi cuatro millones de euros. Esta compañía es la que más percibe de todo el país en concepto de los denominados “pagos directos” de la Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea, y lo más probable es que siga cobrando por muchos años. La nueva reforma de la PAC (2014-2020) no elimina este tipo de ayudas.
Los “pagos directos” se otorgan mayoritariamente desde hace años por “derechos históricos” y solo se exige la simple tenencia de tierras, sin obligar a mantenerlas en producción. En la actualidad, estas ayudas representan el 70% del gasto total de la PAC; es decir, cerca de 42.000 millones de euros. La PAC ocupa el 44% del presupuesto eu-ropeo en su conjunto, y supone un esfuerzo fiscal de 281 euros anuales por familia europea.
Son conocidas las grandes empresas que reciben esta ayuda, entre las que están las mayores fortunas del país, como la de la duquesa de Alba, que solo por Euroexplotaciones Agrarias, SA, recibió en 2012 más de un millón de euros en pagos directos.
Pero las grandes empresas no son las únicas que atesoran las ayudas. De hecho, en 2012 cerca de 880.000 personas cobraron en España en concepto de pagos directos, según el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA), que distribuye los fondos de la PAC. Se repartieron casi 4.900 millones, y todos se llevaron algo, aunque según ha reconocido la propia Comisión Europea, el 80% de las ayudas se lo lleva el 20% de quienes las reciben. En España, muchos ni son agricultores ni viven en el campo. Solo hay 350.000 cotizantes a la Seguridad Social agraria. El 41% de ellos tienen más de sesenta y cuatro años, lo que indica una abultada presencia de jubilados.
Juan Sánchez Brunete, secretario general de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja), defiende las ayudas, aunque sean desligadas de la producción. “Estas ayudas existen en otros países, las tiene Estados Unidos, y si nosotros no las tuviéramos, con toda seguridad se acabaría la agricultura en España”.
El asunto está, como mínimo, desvirtuado, porque los que realmente producen pueden no recibir nada de la PAC, o que les lleguen cantidades que no respondan a los precios percibidos. “En mi familia sí tenemos vacas y producimos leche”, replica Andoni García Arriola, agricultor y miembro de la ejecutiva de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG). “Pero el precio de la leche es tan barato que lo que recibimos de Europa en nuestro caso no da ni para pagar los costos de producción. Los precios, que deciden las grandes corporaciones, son demasiado bajos”.
LA RESACA DE LA GUERRA
¿Por qué la Unión Europea permite que esto suceda? La PAC tiene sus raíces en la resaca de la Segunda Guerra Mundial. Después de vivir serios períodos de hambruna, y con la formación de la Unión Europea, se implementó un sistema de precios garantizados para incentivar el aumento de la producción (véase en el cuadro, “Intervención de mercado”), junto a medidas que permitieran modernizar las explotaciones (incluidas actualmente en la partida “desarrollo rural”).
El apoyo era distinto según el producto, dando origen a un complejo sistema de intervención que se concretaba en Organizaciones Comunes de Mercado (OCM). Por ejemplo, el apoyo era muy importante en leche, cereales y azúcar, y por el contrario era mínimo en frutas y hortalizas.
La PAC fue un éxito, con un rápido aumento de la producción. Fue, de hecho, tan exitosa que a principios de los años ochenta el problema eran los excedentes. La UE garantizaba su almacenamiento y subvencionaba la exportación (véase en el cuadro, “Subvenciones a la exportación”). Pero esto resultaba muy costoso y en el mercado internacional generaba conflictos porque desvirtuaba el precio frente a otros países productores.
Cultivos cerca del río Llobregat. FOTO: EDU BAYER |
Desde hace treinta años la PAC está en continua reforma. En 1992 se impusieron las “ayudas directas” como una manera de apoyar al sector, al mismo tiempo que los precios de garantía iban disminuyendo hasta situarse a niveles próximos a los del mercado mundial.
La reforma del 2003 desacopló las ayudas directas de la producción, que pasó a llamarse “pago único” (véase en el cuadro, “Ayudas desacopladas”) y a establecer su cuantía según unos derechos de pago único por hectárea que dependían de lo que se venía recibiendo anteriormente. Ese sistema implica que dos vecinos puedan recibir distintas subvenciones por su tierra, aunque actualmente produzcan exactamente lo mismo. A partir de entonces y hasta ahora, para recibir la subvención no es necesario producir, sino solo disponer de “derechos de pago único”.
LA NUEVA REFORMA 2014-2020
Previsiblemente, en diciembre de este año se terminará de aprobar la nueva PAC, que durará desde 2014 hasta 2020. En las negociaciones presupuestarias, el ministro de Agricultura se mostró satisfecho por haber logrado una asignación parecida a lo que se cobra actualmente. Aunque está por verse su concreción, los Presupuestos Generales del Estado prevén unas ayudas en 2014 de 7.274 millones de euros, 70 millones más que en 2013.
Con la nueva reforma, todos los países miembros de la UE tendrán que pasar del sistema de pagos históricos a uno de pagos directos a la hectárea de tierra, que serán iguales dentro de cada región. El problema es que la delimitación de las regiones la realiza cada Estado miembro; en España podría intuirse que serían las comunidades autónomas.
“Yo mismo recibo una subvención de 41.000 euros por unas vacas que hace años no tengo”
La reforma promociona las ayudas directas y las liga a objetivos medioambientales
Pero el Gobierno lo ha interpretado como un amplísimo número de divisiones caracterizadas por el tipo de producto y su rendimiento, “la región del olivo de secano de bajo rendimiento” o “la región de cereal de regadío”. Esto permite que el pago futuro no se diferencie mucho del que venía percibiendo en el modelo histórico.
Los pagos directos se mantendrán, pero se subdividirán en un pago básico, un extra del 30% por “pago verde” (ciertas condiciones ecológicas), y un plus para jóvenes de menos de cuarenta años. Además, hasta un 13% de los pagos directos pueden estar condicionados a la producción de algunos productos específicos.
Actualmente, casi el 25% del gasto de la PAC se destina al desarrollo rural. Cada Estado o comunidad autónoma realiza un plan de desarrollo rural que incluye una serie de medidas entre un menú propuesto por la Comisión Europea. La reforma enfatiza la necesidad de dar prioridad a medidas que ayuden a mitigar el cambio climático.
Por último, las medidas de intervención de mercado se mantienen y existe el compromiso de intentar mejorar el funcionamiento de las cadenas de producción de forma que los agricultores tengan mayor capacidad de negociación frente a las industrias y la distribución.
DICCIONARIO DE TÉRMINOS