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Pensiones // Un modelo vasco para el Estado

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Diciembre 2020 / 86

Fotografía
Alberto Cabello

El Gobierno se fija en el modelo de Entidades de Previsión Social Voluntaria (EPSV). Geroa o Lagun Aro son algunos ejemplos.

Una de las medidas estudiadas en la comisión del Pacto de Toledo para las pensiones en 2020 son los planes de empresas. Hasta ahora, se ha visto que los planes de pensiones individuales, promovidos por bancos como el BBVA o el Banco Santander, no acaban de convencer. Al final de la vida laboral las personas que han contratado un plan de pensiones, como una manera de ahorrar, no reciben lo que tenían pensado recibir. Y el uso por parte de las entidades financieras del dinero ahorrado durante esos años no es transparente. 

Ante esta situación, el Gobierno ha puesto los ojos en el modelo vasco de pensiones, el sistema de las Entidades de Previsión Social Voluntaria (EPSV), de empleo. Al igual que los planes individuales, se trata de un complemento a la jubilación. Y es “voluntario”; entre comillas, porque depende de la negociacion colectiva, no del individuo. 

Dentro de las EPSV, el modelo más parecido a lo que quiere hacer el gobierno es, quizás, el de Geroa, la empresa que fomenta los sistemas de previsión, especialmente en el ámbito del metal, por acuerdo colectivo.

El modelo de Geroa proviene de un instrumento creado por patronal y sindicatos de Guipúzcoa en los años 70. Los empresarios y lo los trabajadores ponían un dinro en ese fondo. Y eso permitía hacer una paga anual a aquellas personas que cuando se incapacitaban tenían unas pensiones muy bajas.

En 1995, con el Pacto de Toledo, que hace referencia a la posibilidad de complementar la pensión pública, tanto la asociación de empresarios de Guipúzcoa (ADEGI) como las organizaciones sindicales, decidieron permutar el complemento anterior por la creación de una entidad de previsión, Geroa, que permitiese a todos los trabajadores un complemento, con aportaciones paritarias. Se estableció un porcentaje, que iría creciendo hasta alcanzar el 7%.

A diferencia de los planes de pensiones individuales, quienes toman las decisiones son la patronal junto a las organizaciones sindicales, ELA, LAB, CCOO y UGT, y ninguna ostenta una representación mayoritaria.

Con el paso del tiempo, al sector inicial del metal se añadieron otros sectores. Ahora son 20, y en cada sector se ha acordado una aportación diferente. En el caso del metal, que es el más importante, es una del 4,6% en total: es decir, 2,3% por parte de la empresa y 2,3% por parte del trabajador.

Geroa no tiene ánimo de lucro. Y ni la patronal ni las organizaciones sindicales cobran por la labor del Consejo, que se llama junta de gobierno, ni por su presencia en las asambleas.  Empezaron siendo 6 trabajadores y ahora son 22. Y eso más los gastos administrativos de informática, el local, la papelería, etc, son todos los gastos; que representan solo el 0.12% de todo el patrimonio gestionado. Como no hay accionistas, el resto de los resultados se imputan a favor de los trabajadores asociados.

“Son entidades colectivas, nacidas en el seno de lo social”, explica Virginia Oregui, gerente de Geroa. “Geroa nace con una misión clarísima. El complemento va a llegar al individuo. Si tenemos todos ese complemento, facilitamos la autosuficiencia, tenemos más consumo, menos subvenciones… en resumen, mejora la economía con círculos virtuosos. No supone un coste adicional para las empresas. Si se ve como un coste, está mal planteado. Es una inversión para evitar el empobrecimiento de la sociedad al jubilarse”.

A nivel personal, la gran diferencia con los planes de pensiones individuales, es que el trabajador no percibe una pensión con lo ahorrado, sino que lo percibe una pensión mensual

En el caso de Geroa, el objetivo es complementar la pensión con aproximadamente un 20% más de la masa salarial.

¿Y si hay una crisis?

Los sistemas de pensiones de empleo no se sustentan en el modelo demográfico sino en la capitalización. Las variables para calcular el resultado final del neto a recibir están basadas en las aportaciones, en el número de años aportados, y en lo bien que lo haga el equipo gestor de ese dinero.

Las EPSV se acuerdan en cada negociación colectiva

“Sí que en 2008 con la crisis y la reforma laboral de 2012, sufrimos movimientos de inestabilidad”, agrega Geroa.“Pero la experiencia nos dice que luego se recupera. En un proceso de 40 años no afecta demasiado el cálculo global”.

Dónde se invierte el dinero también es un proceso discutido en conjunto, y el resultado es que la inversión es éticamente responsable. Se invierte en iniciativas tecnológicas, en residencias de la tercera edad o de estudiantes, en salud y en muchas otras cosas. Y quienes aportan siempre tienen derecho a saber cómo se ha invertido.

Lagun Aro

Lo que queda fuera de entidades como Geroa, y que también cuenta con una presencia importante en Euskadi, es el mundo cooperativo. En este caso, las personas que están dentro de la Corporación Mondragón, que cotizan por el régimen de autónomos.

Para ellos, hace 53 años, se creó Lagun Aro. “Como estamos afiliados a autónomos, la idea era que cuando se jubilasen los cooperativistas tuvieran una previsión similar a la que hubieran tenido con el seguro público del régimen general”, dice Carlos Maza, secretario general de Lagun Aro. “Invertimos con criterios de rentabilidad, responsabilidad social, para que cuando nos toque la hora de jubilarnos, ese extra nos permita vivir con dignidad”.

Lagun Aro trabaja con un sistema muy basado en los principios cooperativos. Gestionan un fondo de 6.500 millones y hay una sensibilización muy importante entre los cooperativistas, para decidir cómo se invierten: en renta fija, variable, en fondos de inversión, etc, siempre dentro de unas reglas éticas aprobadas por los socios. Como en Geroa, los únicos gastos son los de gestión. Lo que implica una importante ventaja comparativa frente a los fondos individuales.

Pero en Lagun Aro también tienen entre otros (además de incapacidad, asistencia sanitaria, etc) un fondo de empleo, que se destina a ayudar al mantenimiento de los puestos de trabajo dentro del grupo Mondragón. 

“Este fondo se usa para las cooperativas que tienen problemas de empleabilidad”, agrega Maza. “Es un fondo de ayuda al empleo, no el desempleo. En 2013, con la crisis de Fagor,  y la caída de 1800 puestos de trabajo en riesgo, primó el mutualismo y la solidaridad. Llamamos a la Asamblea General y decidimos subir la cuota del 3% al 6,5%. La votación fue mayoritariamente sí. Podría haber sido no. Habíamos hecho antes un trabajo de campo. Y la gente entendía que ahora les había tocado a otros pero que si les tocara a ellos en algún momento, les gustaría que hubiese gente detrás para respaldar”.

 

Puntos clave

Gastos

No hay más gastos que los de gestión,  y eso solo representa un 0,12 de los fondos

Participación

El modelo cuenta con la participación de trabajadores y patronal

En renta

Los usuarios tienen una pensión mensual

 

 

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