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Prejubilaciones: la sangría continúa

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Mayo 2016 / 36

Las grandes empresas se desprenden de sus empleados de más edad pese a la supuesta mejoría económica del país y el aumento de los beneficios.

El Corte Inglés planea prejubilar a más de 1.500 empleados. FOTO: ANDREA BOSCH

Con cincuenta y tres años y el 68% del sueldo. Así han comenzado a marcharse a casa quienes se han acogido voluntariamente al plan de prejubilaciones puesto en marcha por Telefónica a principios de este año. Según el acuerdo alcanzado con los sindicatos, la compañía pagará también las cotizaciones a la Seguridad Social de sus empleados hasta que éstos cumplan sesenta y cinco años o la edad que les permita acceder a la jubilación ordinaria y empezar a cobrar la pensión a cargo del Estado. Al plan pueden sumarse quienes lleven al menos quince años en la compañía. Los sindicatos calculan que entre 6.000 y 7.000 personas reúnen los requisitos para dejar su puesto en las condiciones pactadas.

Telefónica no es la única gran empresa española que ha recurrido en lo que va de 2016 a las prejubilaciones para adelgazar su plantilla. Una de ellas es El Corte Inglés, que anunció a finales de febrero las primeras bajas incentivadas en sus casi cien años de historia. El llamado “acuerdo de desvinculaciones voluntarias” de la cadena de grandes almacenes da la opción de cobrar el 70% del sueldo a los trabajadores nacidos entre 1956 y 1958 que tengan quince años de antigüedad en la empresa y un mínimo de treinta y cinco años cotizados. Los prejubilados no podrán trabajar para la competencia, pero seguirán disfrutando de ventajas como descuentos en sus compras, un convenio especial con la Seguridad Social y un seguro de vida.  

El Corte Inglés tiene unos 4.000 empleados mayores de cincuenta y ocho años, la edad mínima para apuntarse al plan. Los primeros cálculos hablaban de que podrían irse entre 1.300 y 1.400 personas, pero a mediados de abril el número de solicitudes era más alto del previsto, por lo que no se descarta que el número sea mayor al final del proceso. 

La decisión de El Corte Inglés es especialmente relevante por tratarse de la empresa con más empleados de España, unos 90.000.  El acuerdo, cuyo objetivo oficial es rejuvenecer la plantilla de los grandes almacenes y los hipermercados Hipercor, fue firmado por unanimidad por la dirección y los sindicatos.

 

DESPIDOS INCENTIVADOS

Llama la atención que el aumento de las prejubilaciones en las grandes compañías españolas coincide con una mejora en sus cuentas de resultados y cierta recuperación de la economía española.   En el caso de El Corte Inglés, la caída del consumo causada por la crisis asestó un duro golpe a la cadena, pero sus ventas, que llegaron a caer un 20% desde el año récord de 2007, comenzaron a recuperarse en el ejercicio pasado.

Sara de la Rica, catedrática de la Universidad del País Vasco e investigadora de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), cree que las empresas incrementan sus costes a corto plazo con estas medidas para dar “un salto de eficiencia” a medio y largo plazo y rejuvenecer sus plantillas. Al comunicar la puesta en marcha del plan de prejubilaciones a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Telefónica manifestó que su iniciativa se alineaba con “los esfuerzos por seguir avanzando en la transformación y simplificación de la compañía”. 

Telefónica dice adiós a trabajadores con 53 años

El Corte Inglés lleva a cabo sus primeras bajas incentivadas

Telefónica, que piensa ahorarse 370 millones de euros anuales a partir del segundo año con su plan de prejubilaciones, va a financiar la operación con una provisión única de 2.900 millones de euros a cuenta del ejercicio 2015. Ese gasto hizo que los beneficios de la empresa cayeran un 8%, pero si no se hubiera tenido en cuenta su impacto, habrían sido un 30% superiores a los de 2014.

Rita Moreno, coordinadora de la sección de Acción Sindical de CC OO, explica que la prejubilación es un recurso casi exclusivo de las grandes empresas porque éstas son las únicas que pueden permitirse el lujo de pagar un sueldo a sus empleados a cambio de no aparecer por su puesto de trabajo. Y es que las prejubilaciones son, en realidad, despidos pactados e incentivados mediante diversas fórmulas. Los sindicatos suelen dar su visto bueno a este tipo de operaciones porque las condiciones son siempre mejores que las de los despidos efectuados mediante un Expediente de Regulación de Empleo (ERE). 

Sara de la Rica enmarca el uso de las prejubilaciones en las profundas transformaciones que está experimentando el sistema productivo mundial. “La globalización y la digitalización están imponiendo nuevas formas organizativas de trabajo, con menos infraestructuras físicas y una mayor apuesta por todo lo online”, sostiene la catedrática. Ello explica, según su análisis, que muchas empresas estén recurriendo a las prejubilaciones como medio para renovar sus equipos humanos.

Seat, que lleva más de una década ajustando su plantilla con bajas voluntarias, es un ejemplo de ello. En abril puso en marcha una nueva oleada de prejubilaciones para trabajadores de sesenta y un años en adelante. La singularidad del plan de la empresa automovilística, filial de la multinacional alemana Volkswagen, es que los empleados que se sumen a él serán reemplazados por jóvenes. Los prejubilados trabajarán sólo el 15% de la jornada anual, equivalente a treinta y dos  días por año, mientras que sus reemplazos lo harán a tiempo completo.

La mayoría de las empresas, sin embargo, no sustituyen a los que se van por otros más jóvenes, y si lo hacen, pagan unos sueldos inferiores a los que tenían  los que se marcharon. Rejuvenecer es, estos casos, sinónimo de abaratar. Y a menudo, el trabajo que hacían los prejubilados se subcontrata con empresas más pequeñas y con peores condiciones de trabajo. “Esto es algo que se está multiplicando con la crisis y con la reforma laboral”, subraya Rita Moreno. “A los sindicatos nos preocupa, porque incrementa el número de trabajadores precarios y sobreexplotados, que van encadenando sin continuidad contratos de corta duración”.

Los principales bancos españoles también han retomado el camino de las prejubilaciones, a pesar de que los beneficios de los seis presentes en el Ibex 35 -Santander, Caixabank, BBVA, Sabadell, Bankinter y Popular- crecieron una media del 8% en el año 2015. Sus directivos dicen estar preocupados por muchos factores, entre ellos la caída de los márgenes del negocio, el endurecimiento de los requisitos de capital por parte de las autoridades europeas, la mala racha de los países emergentes y la incertidumbre sobre la recuperación económica global. Para justificar los recortes de plantilla, recuerdan que sus clientes  utilizan principalmente Internet para efectuar sus operaciones bancarias y que cada vez visitan menos las sucursales. Según cifras de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), el sector ha destruido más de 36.000 empleos entre 2012 y 2015, y se espera que de aquí a 2019 destruya otros 14.600.

La OCDE ha pedido a España acabar con este tipo de despidos

Los tres mayores bancos españoles están enviando a casa a sus empleados de más edad. El Santander, presidido por Ana Botín, tiene intención de cerrar hasta 450 sucursales y pactar la eliminación de 1.500 puestos de trabajo, la mayoría mediante prejubilaciones. Podrán acogerse al plan los mayores de cincuenta y cinco años, que recibirían en torno al 70% del salario por dejar sus puestos.

 

SIN ESTADÍSTICAS

Inmerso en un proceso de reorganización de oficinas y recién inaugurada su nueva sede central en el norte de Madrid, el BBVA pretende prescindir de unos 1.500 empleados mayores de cincuenta y cuatro años durante 2016, frente a los 1.050 del año pasado. Caixabank, por su parte, ha pactado con los sindicatos la marcha voluntaria de 500 empleados mayores de cincuenta y ocho años. Los prejubilados recibirán el 75% de su salario bruto, con una subida del 1% anual, y seguirán recibiendo aportaciones a su plan de pensiones. 

Es imposible saber cuántos prejubilados hay en España, pues no hay datos oficiales, pero las estadísticas muestran que es uno de los países de la OCDE con la edad de jubilación real más baja entre los hombres (62,2 años, sólo superada por Francia e Italia), aunque está en línea con la media en lo que se refiere a las mujeres, con 63,1 años (véase el gráfico).

Para Rita Moreno, de CCOO, más doloroso que las prejubilaciones es que la mayoría de las empresas no contratan a trabajadores con más de 50 años. En esa línea, De la Rica opina que las prejubilaciones ahondan el problema que suponen el alto índice de paro entre los más veteranos y las dificultades que tienen para regresar al mercado laboral. “La falta de actualización constante en el trabajo a la que hemos estado acostumbrados juega en contra de estas personas, porque a ciertas edades existen cambios organizativos que son de tal envergadura que es difícil reciclarse”, dice la profesora. “La apuesta digital es sin duda un cambio que cuesta mucho a personas no expuestas a ese mundo. El problema de esta crisis que hemos vivido no es sólo la profundidad de la misma, sino que salimos de ella para enfrentarnos a un mundo que cambia vertiginosamente y que nos impone otras competencias para sobrevivir”. 

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que agrupa a las economías desarrolladas, ha pedido a España que elimine las prejubilaciones y dé oportunidades laborales a los trabajadores veteranos. En su último informe sobre pensiones, la organización advierte de que jubilarse antes de tiempo aumenta el riesgo de pobreza, pues con frecuencia se cometen errores al calcular los ingresos se necesitarán en la vejez.

De la Rica ve difícil frenar la tendencia mientras las empresas se hagan cargo del coste de las prejubilaciones y estas no supongan una carga para el Estado. “Lo que debiéramos, como sociedad, es ser capaces de encontrar esos puestos de trabajo para los que estas personas de más edad pueden ser muy válidas por la experiencia profesional acumulada”. 

 

REGULACIÓN

La mayoría de los prejubilados son despedidos de lujo, pues reciben una paga de su empresa sin prestar un servicio a cambio o trabajando muy pocas horas hasta que cumplan la edad de jubilación. Para las empresas, las prejubilaciones suelen ser más costosas que los despidos a través de Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), pero les ahorran negociaciones a veces largas y conflictivas con los sindicatos. 

La prejubilación no tiene figura jurídica ni está regulada por la Seguridad Social, pues se trata de un acuerdo entre el trabajador y la empresa. Los prejubilados no causan baja en la Seguridad Social, y sus cotizaciones las paga la empresa o el propio trabajador, dependiendo de los términos del acuerdo firmado por ambas partes. En ocasiones, los prejubilados reciben una prestación por desempleo y sus empresas les pagan un complemento para alcanzar la cantidad pactada. En esos casos, la llamada enmienda Telefónica, aprobada en tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero en el Gobierno, obliga a pagar las cotizaciones a las empresas con beneficios. En los demás casos, las compañías se hacen cargo de toda la remuneración del prejubilado, sin coste alguno para el Estado.

La prejubilación suele confundirse con la jubilación anticipada, pero no es lo mismo. Para acceder a una jubilación anticipada, que da derecho a cobrar pensión, se necesita una edad mínima y haber cotizado a la Seguridad Social. Para la jubilación anticipada voluntaria se precisa tener dos años menos de la edad legal de jubilación y un mínimo de treinta y cinco años de cotización, y para la jubilación anticipada obligatoria, menos de cuatro años de la edad legal de jubilación y treinta y tres años de cotización.