Un pilar de protección social más débil
La Seguridad Social, sobre la que se asienta el Estado de bienestar, tiembla. De 5.600 millones de superávit ha pasado a un déficit de 16.700 millones en la legislatura de Rajoy. Y no sólo porque aumenta el gasto en pensiones.
Este año empezó con 533.186 afiliados más al sistema, el 3,1% más que en 2015. Se puede, pues, afirmar, que el empleo funciona. Sin embargo, el dinero que empresas y trabajadores aportan a la Seguridad Social, cuyo fondo común protege a los ciudadanos en situaciones de necesidad, refleja la calidad del empleo creado y los salarios, además de determinar los costes laborales de las empresas. En 2015, aumentó mucho menos que el empleo y tres veces menos que la economía: 1,3 puntos porcentuales. El Gobierno no se lo esperaba, si tenemos en cuenta su previsión de que la recaudación por cotizaciones crecería un 6,8%.
¿Qué ocurrirá en 2016? Los presupuestos indican que la Seguridad Social ingresará un total de 117.242,58 millones en estas aportaciones sociales, lo que supondría una mejoría sustancial. Sin embargo, en los primeros tres meses del año, apenas se ha cubierto el 15% de esa previsión. Ya en el ejercicio pasado, la previsión falló por 10.000 millones menos. Así que el déficit del sistema (diferencia entre derechos y obligaciones reconocidos) tiene posibilidades de empeorar, como ya ocurrió el año pasado, cuando el déficit aumentó en 3.000 millones y se situó en 16.707,74 millones de euros, según los datos de la ejecución.
La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), organismo creado a finales de 2013 para vigilar la estabilidad presupuestaria que exige Bruselas, no se cree las previsiones del Ejecutivo sobre la Seguridad Social. Éste pronostica que su déficit se reducirá al -0,3% (ahora está en -1,3%). Pero los cálculos de la AIReF son mucho más pesimistas: del -1,4% a incluso el -2%. Y cada punto de desvío equivale a 10.000 millones de euros.
La AIReF apunta que el déficit de la Seguridad Social no bajará del 1% hasta dentro de cuatro o cinco años, de modo que habrá que pensar en “nuevos mecanismos”, como podría ser financiar pensiones con impuestos.
El organismo que dirige José Luis Escrivá habla de “poco realismo” en los ingresos por cotizaciones estimados. Piensa en un 3%, cuando Hacienda espera un incremento del 16,7% respecto del cierre de 2015. Augura una desviación “sensiblemente superior” a la del año pasado, entre otras razones porque la llamada “hucha de las pensiones” (o el Fondo de Reserva inventado a instancias del Pacto de Toledo, que en los años de bonanza engordó hasta 67.000 millones por las aportaciones excedentarias) ha ido menguando hasta 32.500 millones y cada vez ofrece menos rendimientos.
IMPACTO TARIFA PLANA
La presión es aún mayor si se tiene en cuenta que el Ejecutivo de Mariano Rajoy pide al Pacto de Toledo que resuelva qué hacer con una vieja deuda que nadie parecía recordar: los 17.168,6 millones de euros que durante la década de los noventa Hacienda prestó en tres tandas distintas a la Seguridad Social para financiar gastos sanitarios y cubrir insuficiencias de la Seguridad Social. En su momento, las aportaciones por la vía de préstamos se realizaron, se afirma, “probablemente para no incrementar el déficit del Estado, en lugar de instrumentar las transferencias necesarias para hacer frente al incremento del gasto del área no contributiva”, según el Informe sobre el desarrollo del Pacto de Toledo 2011-2015 enviado al Parlamento. Dicho informe describe como “acuciante” el problema de financiación de la Seguridad Social y llama a obtener “todos los ingresos posibles” para hacer frente a los gastos.También llama a dejar de fomentar el empleo con medidas que supongan “un menoscabo para las arcas de la Seguridad Social”, como bonificaciones, exoneraciones de cotización y tarifas planas.
Para Escrivá, es la Seguridad Social la principal responsable de que no cuadren las cuentas del conjunto del Estado: según la AIReF, el déficit total puede llegar al 4,6%.