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Ricos por la globalización

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Febrero 2016 / 33

Nacimiento Mark Zuckeberg, fundador de Facebook, ha decidido, con motivo del nacimiento de su hija, donar progresivamente el 99% de su fortuna a una fundación caritativa. Tras Bill Gates y Warren Buffet, los multimillonarios estadounidenses parecen rivalizar en generosidad. Está claro que se podría argumentar que sería mejor que comenzaran por pagar impuestos en los países en los que desarrollan su actividad en lugar de localizar sus beneficios en paraísos fiscales. Pero intentemos ir más lejos.

Estas donaciones se inscriben en una tradición estadounidense que admira el éxito económico y venera la moral. John D. Rockefeller así lo entendió cuando, en 1913, creó la fundación que lleva su nombre para evitar el desmantelamiento de la Standard Oil, acusada entonces de comportarse como un depredador monopolista. Tanto Bill Gates como Mark Zuckerberg han creado unas empresas que se han convertido prácticamente en monopolios mundiales. 

Dejando a un lado el talento de sus fundadores, su fortuna es fruto de la globalización. Esta globalización les ha permitido extender su actividad al conjunto del planeta a la vez que debilitaban a los Estados. Lógicamente, estos nuevos dueños del mundo buscan legitimizar su posición redistribuyendo a la humanidad lo que ésta les ha permitido acumular.

¿Y los millonarios franceses? Bernard Arnault y François Pinault prefieren el arte moderno, un arte financiado por los ultrarricos y admirado por una clase media frecuentemente borreguil. Es lógico si uno acumula su fortuna popularizando el lujo.

Aniversario El 7 de enero ha marcado el primer aniversario de la masacre de Charlie Hebdo y de la muerte de una de sus víctimas, el economista y periodista Bernard Maris. Pero nos alegraríamos más de los numerosos homenajes que se le han rendido si se oyera más su voz. La izquierda se pelea sobre la economía, entre política de la oferta y apoyo a la demanda. ¿Y si no se tratara únicamente de discutir el mejor modo de repartir la actividad, sino de volver a poner la economía en su lugar porque lo verdaderamente importante está en otra parte? Es cierto que hay que reducir el paro, puesto que la renta y el empleo van a la par, pero no basta. La extrema derecha y la derecha que la copia así lo han entendido cuando nos proponen defender la identidad nacional. No se sabe si reír o llorar al ver a los herederos de los que siempre se han opuesto a la lucha de las mujeres por sus derechos instrumentalizar la igualdad hombre-mujer y la laicidad para justificar su hostilidad hacia nuestros compatriotas procedentes de sociedades musulmanas. Frente a los que defienden la visión imaginada de una identidad perdida para tranquilizar a los que se inquietan al ver el mundo cambiar sin comprender adónde va,  hay que devolver el gusto por un futuro común a todos los que hoy forman Francia. Nadie se enamora del índice de crecimiento, se decía en mayo de 1968. Sigue siendo cierto en 2016.

Jubilaciones Louis Gallois y Carlos Tavares, los dirigentes de PSA Peugeot Citröen  han decidido a finales de 2015 reformar el sistema de jubilaciones especiales que paga el grupo a los directivos y vincular su montante a los resultados de la empresa. Esto permite obtener sustanciales ahorros que seguramente se distribuirán entre el conjunto de los asalariados. Esa actitud no nos sorprende en Louis Gallois, que ya había renunciado a su jubilación especial cuando presidía EADS y cuyo compromiso personal para con los más desfavorecidos —preside Fnars, la federación de asociaciones de solidaridad—, merece todo respeto. Carlos Tavares, por su parte, habría indicado igualmente, según el diario Les Echos del 17 de diciembre de 2015, que los directivos debían unirse a los esfuerzos de los asalariados en un momento en que los salarios están bloqueados desde hace dos años. Se puede, pues, ser un manager competente y no considerarse únicamente el apoderado de los accionistas, sino también el dirigente de una comunidad de asalariados. Pero tengan por seguro que incluso en PSA los ingresos de los directivos seguirán estando más vinculados con los beneficios de la empresa que con la evolución de los salarios.