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Andalucía // El último bastión público

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Septiembre 2013 / 6

La comunidad andaluza es una de las que menos cuesta al estado y no ha seguido el modelo privatizador imperante

Andalucía es el último reducto de la sanidad pública española. Si bien cuenta con 4.000 camas hospitalarias en centros privados, el Gobierno andaluz no ha seguido el proceso privatizador de la mayoría de regiones de España. 

La comunidad utiliza el sistema de Empresas Públicas, o Agencias Públicas Sanitarias, lo cual puede confundirse con asociaciones público-privadas, que sí existen en otros territorios. En Andalucía  son el cien por cien del Estado, sin presencia de inversiones privadas en los órganos de gobierno, ni en la gestión.

Pero no todo es público. “El sistema tiene aspectos muy positivos como la universalidad, la calidad y un enfoque progresista”, dice Raúl García, técnico superior del Sistema Sanitario Andaluz. “Sin embargo, sigue habiendo carencias. Por ejemplo, hay multitud de servicios externalizados –lavandería, ambulancias, etc.–, a los que no se exige cláusulas sociales claras”.

Andalucía es la segunda comunidad (después de Valencia) que menos gasta en sanidad por habitante: 1.006,38 euros presupuestados para 2013, y un nivel de satisfacción, según la encuesta publicada en la memoria de 2012 del Servicio Andaluz de Salud, del 93%. 

La salud es un asunto trascendental en la política andaluza. La comunidad ocupa el 44% del presupuesto comunitario en políticas de salud y prestaciones sociales, y el 18% de ese dinero está dedicado a la atención primaria.

Pero, aunque menos que en otras comunidades autónomas, los recortes han hecho mella. Hoy se gastan 177,12 euros menos por habitante que en 2009, algo que tiene su lógica teniendo en cuenta que el 80% del presupuesto para sanidad proviene de la caja del Estado, que ha obligado a recortar en todo el territorio.

Los sindicatos han denunciado en varias oportunidades que actualmente no se cubren las jubilaciones y las únicas contrataciones que hay son al 75% de jornada y sueldo. Esto ha generado entre otras cosas un aumento en las listas de espera, que no han sido públicas hasta julio pasado. Entonces, 57.185 pacientes aguardaban para ser intervenidos quirúrgicamente, en una espera media de 59 días. En 12 meses esa cifra aumentó un 3% (1.515 personas), y la espera media para operarse creció de 54 a 59 días (son cifras que están por debajo de otras regiones como la Comunidad Valenciana, donde la espera ha llegado a 81 días y las listas han crecido un 20% en el último año).

Bernardo Santos, coordinador de la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Andalucía, cree que los recortes no se han hecho del todo mal. “Con las posibilidades que hay es muy difícil mantener el gasto. Se ha reducido el sueldo de profesionales y se han recortado las jornadas, pero también se ha reducido el número de puestos directivos y gestores, y eso nos parece un signo interesante. La línea en Andalucía ha sido recortar lo menos posible la asistencia directa a la ciudadanía”.
 

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