"Hay una brecha entre inversores y proyectos sociales" // Kenny Clewett
Entrevista: Es director ejecutivo de Hello Europe. Se trata de la iniciativa de migraciones de Ashoka, la mayor red de emprendedores sociales del mundo, 3.500, de los que 36 están en España. Clewett se encarga también del desarrollo de estrategia de Ashoka en España.
Ashoka es la organización internacional de referencia en emprendimiento social. Identifica y apoya a quienes ponen en marcha iniciativas que innovan en el combate contra problemas acuciantes como los medioambientales y los relacionados con la desigualdad de género, la tecnología y el envejecimiento. La condición, que las soluciones que busquen sean sistémicas y que persigan el cambio social.
¿En qué situación estamos en materia de inversión de impacto?
España ha dado un salto importante en los últimos dos años. Pero sigue existiendo una brecha grande entre las expectativas de los inversores y las de los emprendedores sociales. Hay inversión, pero no está adaptando sus herramientas a las necesidades. Los emprendedores sociales necesitan un capital más paciente y flexible. España va más atrasada que otros países. Pero el problema de la brecha es general.
¿Quiere decir que priman el retorno económico al social?
La inversión de impacto siempre busca un retorno. Si no, sería filantropía. Debo decir que a menudo el dinero se reinvierte en el proyecto. Pero lo que buscan los inversores, sobre todo, es volumen. A los emprendedores sociales les cuesta acceder a fondos al inicio para lanzar sus iniciativas. Pero, además, hay una fase crítica: cuando ya existe el proyecto y necesitan escalarlo. En la etapa entre 100.000 y 500.000 euros, conocida como valle de la muerte, se extinguen muchos. Es poco para los inversores, pero la mayoría de emprendedores ni sabrían gestionar tanto dinero. Además, claro, al principio el emprendedor social no gana dinero. Un inversor de capital riesgo habitual puede permanecer en el proyecto cinco años y buscar el 50% de rentabilidad, y en el impacto puede estar el doble de tiempo y lograr el 5%. Creas y Ship2B son jugadores que cubren esa brecha, pero por ahora su alcance es pequeño y hacen falta más.
¿Detectan mucho lavado de imagen con el impacto social?
Existen inversores que quieren invertir en algo y quedar bien. Pero luego hay una masa de gente con muy buenas y sinceras intenciones a la que le han dicho que, además, puede ganar dinero. Muchos proyectos dicen querer hacer el bien pero pueden incluso acabar siendo perjudiciales.
"Hay modelos que tienen mucho retorno y otros no, ni deberían"
¿Por ejemplo?
El multimillonario de turno que impulsa proyectos que pueden ser muy buenos, con un discurso tipo: "El Gobierno no hace esto bien, la empresa lo va a arreglar". Sitúan el emprendimiento social como algo separado y paralelo que sustituye la acción pública. No estamos de acuerdo. Todos los actores deben colaborar, encajar piezas para lograr un cambio. Plantear el emprendimiento social como una alternativa a Gobierno o a las ONG me parece muy peligroso.
¿Qué papel corresponde a lo público?
Hay muchos modelos de emprendedores sociales que van a dar mucho retorno, y está bien que sea así, pero otros modelos no lo tienen, ni deberían. Y sería una tragedia que se perdieran. Pienso en lo que ha logrado Inge Missmahl, de IPSO Context, con su metodología de apoyo psicológico a refugiados para tener en cuenta su cultura y costumbres. Su objetivo era probar que funciona para cambiar los protocolos de salud pública. Muchos emprendedores sociales implementan de forma creativa políticas públicas. La cuestión es que los gobiernos cambien su forma de trabajar, o leyes, o vean el proyecto como algo en lo que invertir y puedan dedicarse a otra cosa.