Malabares familiares de 0 a 3 años
España está entre los peores de Europa en educación de los más pequeños. Faltan guarderías, bajas paternales y ayuda en el hogar
ILUSTRACIÓN: PERICO PASTOR
Cada vez hay más conciencia del papel fundamental que desempeña la educación en la primera infancia en el desarrollo cognitivo y emocional de los jóvenes”, dice el informe PISA de la OCDE. “La primera infancia (como se llama a los niños de 0 a 3 años), es la etapa en la que la educación puede influir de manera más decisiva en el desarrollo del niño”, coincide el informe La educación y atención a la primera infancia (2014) de Eurydice y Eurostat. En 2003, el Instituto de la Mujer lanzaba una campaña publicitaria en la que afirmaba que “para que el cuidado de tus hijos no te haga perder oportunidades en tu trabajo vamos a fomentar la creación de guarderías en las empresas o en su entorno… Ahora tu trabajo y tu familia van de la mano”.
Suena todo muy bien. Y suena lógico que las guarderías públicas o la ayuda a las familias en la atención a la infancia sea una realidad, pero las cifras muestran que todavía queda mucho camino por recorrer entre las creencias de lo que es bueno para los niños y para la igualdad de la mujer, y la práctica real, que dista mucho del ideal planteado por Europa y la OCDE.
Según los datos de Eurostat, España está entre los peores lugares europeos en atención a la primera infancia por varios motivos: porque sólo da una baja maternal de cuatro meses, y paternal de apenas quince días; porque hay mucha más demanda que oferta en la escuela pública de 0 a 3 años; porque es poca la ayuda que reciben las familias, en los casos en que reciben algo; porque en los casos en que se puede acceder a la guardería pública el coste suele ser muy alto para los niveles salariales, y porque hay muchos niños por clase para pocos profesores. Eso es en la mayor parte de España, aunque, como en muchos otros países europeos, hay diferencias según de qué parte del país se trate. La educación de 0 a 3 años está transferida a las comunidades autónomas y depende en parte incluso de los ayuntamientos.
SIN DERECHOS
En el informe que el Ministerio de Educación envía a la OCDE para la preparación del Informe PISA parece que España no está tan mal. “En el caso de la matrícula de los niños y niñas de 0 a 2 años, España, con el 32%, supera también la media de la OCDE (21%) y de la UE21 (19%). Los países nórdicos, Noruega, Suecia, Finlandia, junto con Alemania y España, son los países que alcanzan las tasas más altas. Estos datos sitúan a España entre los países con tasas de escolarización más elevadas en el tramo de hasta dos años”, indica el ministerio. Parece que España esté a la altura de los nórdicos, pero es un dato muy equívoco porque en España a parte de la poca escolarización pública no hay otras ayudas. Lo que tienen los nórdicos, son ayudas educativas en el hogar, además de bajas por maternidad y paternidad mucho más elevadas.
España es de los pocos países de la UE occidental sin ayudas en el hogar
La baja maternal es de sólo cuatro meses, y la de los padres, de 15 días
Ocho países europeos (Dinamarca, Alemania (desde agosto de 2013), Estonia, Malta (desde abril de 2014), Eslovenia, Finlandia, Suecia y Noruega) garantizan a todos los niños el derecho legal a una plaza en educación infantil casi desde su nacimiento, y a menudo inmediatamente después de concluir el permiso por cuidado de hijos.
El gráfico de la UE es contundente. España —como los países de Europa del Este— no tiene ningún tipo de ayudas para la atención de los niños en el hogar. Además, en el caso español, una de las características que están más atrasadas respecto a otros países de la Unión Europea es que casi no cuenta con un permiso paternal. Como puede verse en el gráfico (véase debajo), los padres españoles apenas tienen quince días de permiso intransferible, lo que deja a las mujeres no sólo todo el peso de la crianza, sino también todas las posibilidades de ser discriminadas en los trabajos para evadir los tiempos de ausencia.
En este sentido, un grupo de madres y padres, amparado por la Plataforma pro Permisos de Paternidad y Maternidad Iguales e Intransferibles (PPIINA), han iniciado este año en los Juzgados de lo Social de Madrid un proceso contra la Seguridad Social para exigir permisos de paternidad y maternidad equiparados e intransferibles.
Una de las demandantes, la periodista y madre reciente Ana Requena, contaba su experiencia en un post de Eldiario.es y explicaba claramente por qué esas semanas que ellas tienen y ellos no hacen que los cuidados recaigan en las mujeres. “Esas horas del día serán las que hagan que tú sepas mejor que nadie dónde están los pantalones y dónde las tijeras para cortarle las uñas, si ese gesto es de hambre o de cansancio, si en la farmacia de la esquina tienen la crema que necesita para la cara. En definitiva, esas horas serán las que te consoliden como responsable principal de los cuidados”, contaba.
Una vez terminada la baja maternal de la mujer, hay dos razones lógicas para decidir quedarse en casa a cuidar a los hijos en vez de incorporarse al mercado de trabajo. La primera tiene que ver con lo físico y emocional. La OMS recomienda que las mujeres den el pecho a sus hijos hasta los dos años, y que su alimentación sea básicamente de leche materna hasta los seis meses. Hay niños que no toleran otro tipo de leche. Las mujeres que quieren dar el pecho, y aprovechar para regalar a sus hijos todo el potencial de la leche materna que promete la OMS, hacen juegos malabares físicos para conseguirlo. Acuden al trabajo con los pechos hinchados y goteando, se esconden en los baños para sacarse leche con la ayuda de un sacaleches, a veces doble… Y aun así, muchas veces no alcanza para dejarle a los niños leche materna en casa, con quien sea que se queden, porque el sacaleches no obtiene la misma cantidad que extraen los bebés cuando se alimentan directamente de la teta.
El motivo emocional tiene que ver con el tipo de atención que los niños recibirán en las guarderías, si llegasen a entrar a una guardería pública. España es uno de los países cuya ratio de niños por adulto es mayor, sobre todo después de los recortes. Las madres que tienen dos o tres hijos en edades tempranas se quejan de lo difícil que es cuidar a esas dos o tres criaturas con una sola persona. En la escuela pública, la ratio es de ocho niños por adulto, si se trata de niños de hasta un año. A partir de allí, empeora. De uno a dos años la ratio aumenta a 13 niños por adulto, y a 20 niños, si tienen de 2 a 3 años. ¿cómo puede una madre —que sabe la cantidad de atención que requiere un niño de esa edad—, pensar que alguien en una guardería será capaz, con semejante ratio, de atender a las necesidades de su hijo? ¿No sería mejor quedarse en casa y asegurarse de que el niño recibe los cuidados adecuados? (véase epígrafe Cuidado personalizado).
El tema económico es finalmente la gota que colma el vaso. No hay suficientes plazas en las guarderías públicas, pero en el caso en que las hay, muchas veces el coste de la matrícula es tal que no merece la pena pagarlo. En la Comunidad de Madrid, incluso algunas guarderías privadas argumentan en su publicidad: “¡Más barato que una guardería pública!). Allí, por ejemplo, para una familia cuya renta per cápita anual sea superior a 7.656 euros e inferior o igual a 25.725 euros (15.500 fue la renta bruta habitual —mediana— de las familias españolas en 2013, según el INE; es decir, que en esta categoría entra la mayor parte de las familias), la cuota mensual de escolaridad será igual a 180 euros, más 60 si el niño tiene menos de un año, más 85 de comedor: 325 euros por niño, si se queda hasta las cuatro de la tarde… Los precios y horarios, con algunas variaciones, se asemejan en toda España. La mayor parte de los trabajos a tiempo completo no acaban antes de las 15:30 (para que dé tiempo de llegar a la guardería). A menos que algún miembro de la familia se quede con un trabajo a tiempo parcial, hay que contratar aparte a alguien para que se quede con el niño. Esto contando que se tiene un solo niño en edad de 0 a 3 años. Con dos niños, el precio asciende a 650 euros por mes.
Las mujeres en España ganan un 20% menos que los hombres; es decir, que en la renta habitual serían 12.400 euros brutos, lo cual es igual a unos 975 euros netos al mes. ¿Merece la pena seguir trabajando a pesar del coste de la guardería y los problemas asociados a las dificultades físicas, emocionales y económicas de llevar a un hijo a la guardería? ¿Vale la pena si son dos niños y el salario se queda en 325 euros? La respuesta para muchas mujeres es que no.
Con todo, España ha hecho algunos avances en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Entre otras cosas, y con todas sus críticas, Rodríguez Zapatero impuso algo de baja paternal (15 días); llegó a dar 2.500 euros por nacimiento (algo muy criticado, pero fue una ayuda para las familias), y comenzó a implantar el Plan Educa3, que empujaba a las comunidades autónomas a que se abrieran más plazas de guarderías. Con la crisis, el plan no llegó a cumplirse, y el actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, eliminó la ayuda de 2.500 euros, y el Plan Educa3. Los partidos han anunciado a bombo y platillo planes para la educación de 0 a 3 años si ganan las elecciones. Lamentablemente, los programas en elecciones anteriores también estaban llenos de buenas intenciones.
POCAS PLAZAS, Y
COMUNIDADES AUTÓNOMAS Y AYUNTAMIENTOS
En España corresponde a las comunidades autónomas, y en parte a los ayuntamientos, decidir el sistema de guarderías.
Por ejemplo, Andalucía tiene un sistema en el que se asegura una plaza de guardería a los niños cuyos padres estén trabajando a tiempo completo. Hay becas y el pago depende de los ingresos.
Por su parte, los nuevos ayuntamientos de izquierda han anunciado aumento de guarderías públicas. Por ejemplo, Barcelona acaba de anunciar que este año abrirá diez nuevas guarderías, con 910 plazas, y que se construirán más en los próximos años. El tema no está, ni de cerca, solucionado. El gasto medio por niño es de 300 euros al mes (aunque hay becas). En 2015, en Barcelona había más de 41.000 niños de 0 a 3 años, de los que sólo 8.434 estaban en guarderías públicas. Del resto, 9.112 estaban en escuelas privadas. Más de 23.000 niños se quedaban en casa a cargo, mayoritariamente, de las madres.
Aun así, en los últimos siete años, la red ha crecido un 54% en número de centros, y un 90% en cantidad de plazas.
En Madrid, el cheque bebé de 100 euros es en la práctica una subvención a las escuelas privadas, y genera muchas quejas. Casi no hay guarderías públicas.
Existen otras ayudas por comunidad autónoma, pero en el mejor de los casos cubren el 30% de los gastos de guardería, con límites anuales bajos.
CASAS NIDO
CUIDADO PERSONALIZADO
“Las mamás se me echan a llorar porque tienen una criatura en sus brazos, quieren un trato saludable, y no hay espacios así”, dice Clara Muñoz, impulsora de La Casa del Pez Luna, una casa nido en Madrid. Se trata de espacios hogareños con profesionales y un máximo de cinco niños por adulto. “Tenemos unas listas de espera increíbles. Las familias pagan cuotas altas porque les aterra cómo están las cosas”.
En la mayor parte de España no hay apoyo a este tipo de iniciativas. “Lo nuestro es vocacional”, agrega Muñoz. “Ganamos poco dinero, y nos arriesgamos”.
En Alemania, Francia e Inglaterra, los estados apoyan y financian este sistema.