COV, mucho más que una cooperativa de viviendas al uso
La mayoría de cooperativas de viviendas se disuelven tras la construcción. Pero la COV, en El Prat, apostó por otro modelo.
Sala de entretenimiento de la COV de El Prat. FOTO: COV
Antonio Pedrero Utrilla está jubilado, pero no sabe vivir de otra manera que ayudando en la Cooperativa Obrera de Viviendas (COV) de El Prat de Llobregat, en el extrarradio de Barcelona. La cooperativa ha crecido con él desde 1962, cuando tenía 14 años, trabajaba de botones y se enfilaba en las militancias del Partido Comunista. Ha visto poner la primera piedra del primer edificio y crecer, entre huertos y descampados, las 876 viviendas que hoy conforman la cooperativa.
“La diferencia de la COV con otro tipo de cooperativas de viviendas es que la nuestra tiene el objetivo de ofrecer mejoras para los asociados y para la comunidad”, explica Pedrero, tesorero apoderado de la empresa. “Una cooperativa de viviendas tradicional es casi una cooperativa de consumo: los asociados se juntan, compran, construyen, se quedan con los apartamentos y luego la cooperativa se diluye. En nuestro caso no es así, la cooperativa sigue existiendo, continúa gestionando locales del edificio para el beneficio de la gente y ofrece también otro tipo de servicios a los asociados. Como ahora la mayoría de los socios somos ancianos, ofrecemos servicios de atención a las personas mayores, en colaboración con la cooperativa del sector de atención a las personas Suara”.
Al lado de la sala de reuniones de la cooperativa hay espacios para otras actividades, una oficina para servicios sociales, una sala de juegos, un gimnasio, un enorme patio interior con cabinas para guardar bicicletas, una sala para formación, carteles con actividades, turismo, y otros. Son espacios para los asociados, pero en la práctica puede entrar quien quiera.
La COV fue creada por un grupo de obreros, la mayoría de la construcción, que llegaron a Catalunya desde regiones del sur español, como Extremadura y Andalucía, en búsqueda de trabajo. Vivían en barracas, de forma muy precaria. Incentivados por las ideas del partido comunista, en el que muchos militaban, se pusieron manos a la obra para montar sus propias viviendas.
Así comenzó la historia de la COV, pero también la historia del mayor barrio cooperativo de los alrededores de Barcelona, montado en cooperativa desde su asfalto hasta su alumbrado, con su propia escuela cooperativa, colonia de vacaciones y hasta una masía de fin de semana en las afueras.
“Muchos obreros trabajaban en La Seda o en otras industrias de 6:00 a 14:00 horas. Luego comían y pasaban cuatro horas más construyendo sus propias viviendas y las de otros, contratados por la cooperativa”, continúa Pedrero. Y añade:“Eso hizo que la construcción fuera mucho más barata y además el precio bajó otro 30% porque el solar fue cedido por el Ayuntamiento para edificar viviendas de protección oficial; en 15 años se pagó toda la hipoteca de la cooperativa”.
Las viviendas se terminaron de construir en 1975. “El primer edificio que se construyó, con viviendas pequeñas, se utilizó para que vivieran los obreros que debían construir el resto de edificios”, prosigue Pedrero, quien aclara: “Ese edificio nunca se vendió. Se utilizó siempre en régimen de alquiler, y hoy sirve para hijos o nietos de los socios, que por 270 euros al mes (con todos los gastos incluidos) pueden comenzar a emanciparse”.
Tras la jornada laboral, los obreros dedicaban horas a la construcción
La cooperativa gestiona locales del edificio y servicios comunes
La mayoría de ellos fueron educados bajo los valores del cooperativismo y la solidaridad, en la escuela impulsada por la propia cooperativa. De todas maneras, esos jóvenes ya tienen que enfrentarse al modelo de especulación inmobiliaria que reina en España. De hecho, “algunos obreros que se beneficiaron de las viviendas en los años setenta las vendieron ya a precio de mercado, sin contar con la cooperativa”, se lamenta Pedrero.
Para evitar este tipo de cosas, en la actualidad, Sostre Civic (techo cívico) impulsa modelos de cesión de uso. COV y otras iniciativas cooperativas se han reunido con ellos en varias oportunidades en las oficinas de la Cooperativa Obrera para coordinar proyectos en común, a favor de la vivienda y en contra de la especulación.
Todavía no se ha materializado en un proyecto concreto, pero esperan poder hacerlo en un futuro.