Fruta y verdura para un proyecto social

El alza del coste de la vida pasa factura al consumo doméstico de alimentos ecológicos, salvo entre los hogares más concienciados y que, además, se lo pueden permitir. Las compras de comida y bebida que pasan los filtros para obtener la correspondiente certificación ecológica —no un mero cartel en la tienda o gran superficie— menguaron en España el 2,8% el año pasado en comparación con el año anterior. Sin embargo, como el incremento del precio medio de este segmento de productos ha sido del 8,7% interanual, el gasto por persona en ellos también ha subido, concretamente, el 4,45% más sobre la cuantía de 2022.

¿Cuánto más caro cuestan los productos de alimentación ecológicos? Según el Informe de consumo alimentario 2023, que elabora el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el coste medio de estos productos saludables y respetuosos con el medio ambiente es de 4,24 euros por litro o kilo, frente al 3,01 euros del resto de productos. Total: 1,23 euros más caros.

Este tipo de fríos cálculos numéricos se desechan en el sector. “Comprar producto ecológico certificado se hace por convicción, por concienciación. En el caso de las frutas y las verduras el género puede resultar el 20% más caro, pero es que se trata de un producto distinto. Es como comprar un coche más potente, con otras prestaciones, y pretender que valga lo mismo que otro de menos valor. Creemos que no se le ha dado valor al producto ecológico”, subraya Alfredo Resines, responsable del proyecto empresarial y social La Tavella, un pequeño hub donde se gestionan y preparan los pedidos de productos ecológicos de una red de productores certificados.

Producción orgánica

La producción ecológica es una de las claves para hacer frente a la emergencia climática. Y, poco a poco, pese a las dificultades, la superficie dedicada a la producción orgánica se expande. Al cierre de 2022 suponía el 11% de la superficie agraria útil en España, según el Ministerio. La Unión Europea tiene marcado como objetivo que este porcentaje acabe pesando una cuarta parte del total al final de esta década.

Y una de las vías por las que los hogares más concienciados que cultivan un estilo de vida más saludable y ecológico es la compra de cestas de hortalizas y frutas. La práctica de parar en la carretera o a la salida de un pueblo en un puesto, directamente al agricultor, ha cambiado de forma radical con Internet. Las cestas reinan en el universo en línea. Y, aunque a la ola se han subido también grandes empresas, este tipo de consumo permite apoyar a los pequeños agricultores de la zona (justamente, para evitar la huella ecológica del transporte) y minimizar el recurso a envases innecesarios y el empleo de plásticos y envases innecesarios, además de garantizar, a veces, incluso, encontrarse con algún producto inesperado.

Pedidos pospandemia

Se puede comprar directamente a los productores en mercados locales o a través de cooperativas agrícolas, así como en tiendas especializadas, pero cada vez están surgiendo más opciones de adquirir online cestas con productos cercanos que bien se mandan a casa, bien se pueden pasar a buscar en un punto de recogida cercano. En este sentido, al margen de la tendencia general, algunos de los actores que se dedican a vender frutas y verduras 100% ecológicas y de proximidad vive un momento dulce, en una tendencia que se disparó desde la pandemia. Con los confinamientos, se produjeron cambios de hábitos y hubo una explosión de pedidos en formato de cesta. “Aquí hemos notado la inflación relativamente. En 2022 y principios de 2023, pero, de hecho, aún estamos viviendo los coletazos del subidón posterior a la covid. En 2020, tuvimos que triplicar el equipo”, explica Resines. El proyecto dio un salto de tamaño, hasta alcanzar una facturación de 1,15 millones de euros al cierre de 2023. Para el ejercicio actual, la previsión está en 1,28 millones. Atiende a cerca de 170 empresas, muchas oficinas, pero, sobre todo, a particulares. El producto estrella, el más vendido, es la cesta mixta de 6,5 kilos de fruta y verdura de temporada, que en la web aparece a 30,90 euros.

Trabajo social por cesta

El éxito de La Tavella no se limita al producto de calidad. Se trata de un proyecto que tomó forma en 2010, que en 2016 consiguió alcanzar su punto de equilibrio, y tras el que están la Fundación Viver Bell-lloc y la Fundación Sant Tomàs. En ella trabajan una docena de personas, el 60% de las cuales presenta algún tipo de discapacidad intelectual o trastorno mental grave. “Hemos ganado 2.500 euros, pero el objetivo es la estabilidad y la creación de empleo, con buen producto. En el consejo de administración se tiene en cuenta el resultado social, a la par que el económico”, explica Resines. Según sus cálculos, en cada pedido de una cesta se generan 36 minutos de trabajo social.

En realidad, La Tavella (la vaina, en catalán) funciona como centro de distribución a donde llega el género de 16 productores. Para poder ser aceptados en la red, sus frutas y verduras tienen que poderse certificar como ecológicas —en este caso por el Consejo de Producción Agraria Ecológica (CCPAE)— y en el 60% cumplir el requisito de proximidad. En 2024 prevén servir cerca de 30.000 cestas solo en la provincia de Barcelona.

Equipo en la huerta

El proyecto va ampliando el abanico de servicios para que gane peso el segmento de empresas; por ejemplo, ha empezado a ofrecer servicios denominados de team huerting, que consisten en actividades en la huerta que ayudan a reforzar los lazos en los equipos de trabajo.

De todos los productos alimenticios ecológicos, son las frutas frescas la parte mayoritaria, en volumen (el 24,2% del total, pese a que su valor es del 12,8% sobre el total), según el citado informe del Ministerio de Agricultura. Es el producto que ha evolucionado peor con relación al segmento ecológico, con una caída en compras del 5,7% frente a una media del 2,8%. Las hortalizas frescas ecológicas son el segundo grupo de productos de mayor peso, con el 17,1% (en valor, el 9,9%).

Otros productos 'eco'

Son el principal reclamo de La Tavella, que, a su vez, vende toda clase de productos ecológicos: carne, pan, embutidos y productos de limpieza del hogar.

En España, la carne ecológica representa en valor el 30,9% del conjunto de productos eco, aunque en volumen supone el 15% del total. Y es uno de los productos que más está evolucionando dentro de la alimentación ecológica: de un año para otro, vende el 14% y factura el 20% más.