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“Se mezcla política y negocio sin vergüenza alguna” // David Cabo

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Febrero 2016 / 33

Entrevista

David Cabo

Director de la Fundación Ciudadana Civio

“Se mezcla política y negocio sin  vergüenza alguna”

 

David Cabo ha consagrado su carrera profesional a luchar por la transparencia en la vida pública española. A medio camino entre el activismo informático y el periodismo, la fundación que dirige se dedica a hurgar en los entresijos del poder para desvelar quién, cómo y por qué se toman las decisiones que condicionan las vidas de los ciudadanos. Cabo sostiene que España lleva muchos años de desventaja con respecto a otros países en esta materia, y Civio se ha puesto como meta recortarla. El objetivo: mejorar la calidad de la democracia.     

Entre los proyectos puestos en marcha por la fundación en sus tres años de existencia destacan Quién manda, un dibujo de las relaciones entre los poderes del Estado y las grandes empresas; El BOE nuestro de cada día, que examina con lupa dicha publicación en busca de información interesante que pueda pasar inadvertida a los medios de comunicación, y El indultómetro, un análisis en profundidad de las tendencias en la conmutación de penas por parte del Gobierno. Alternativas Económicas conversó con David Cabo en las oficinas que Civio tiene en el barrio madrileño de Embajadores, donde trabajan ocho empleados entre informáticos y periodistas.

 

FOTO: FUNDACIÓN CIVIO

¿Por qué es tan importante la transparencia en una sociedad democrática?

Si una persona, como ciudadano o como votante, no sabe cómo se toman las decisiones o cómo funciona el Gobierno, no tiene elementos suficientes para participar en la vida pública o para votar. Su voto estará basado en una información muy superficial, en declaraciones de unos y de otros, en eslóganes, en lo que los políticos le quieran contar. Me gusta mucho una frase del periodista estado-unidense Walter Lippmann, quien decía que una sociedad no puede ser libre si no sabe cuándo le están mintiendo. Si te están mintiendo y no tienes mecanismos para saber la verdad, estás a merced de lo que te digan el Gobierno y los partidos.

¿Mienten mucho los políticos españoles? 

No sé si mucho, pero sí mienten. O muchas vecen dicen cosas que los ingleses llaman bullshit. No son mentiras, pero son cosas que les da igual que sean verdad o no. De eso hay bastante.

Da la impresión de que nuestros políticos abrazan la transparencia por obligación, con escaso entusiasmo… 

La mayoría de las veces lo hacen porque vende; se ha convertido en una moda. Nadie te dirá que está en contra de la transparencia. Viniendo de donde venimos —después del 15M, de la crisis, de toda la corrupción que ha habido—, todo el mundo se quiere subir al carro. Lo que pasa es que de decir que te parece bien la transparencia a luego hacer lo que has dicho que vas a hacer hay un gran paso. Hay un discurso con el que todo el mundo está de acuerdo, pero con la práctica, mucho menos.

¿Cómo describiría el estado de la trasparencia política en España? ¿Estamos hoy mejor, por ejemplo, que hace cuatro años?

Estamos mejor porque al menos el asunto está sobre la mesa. Hace cuatro años todo esto sonaba a chino. Durante el 15M, con la gente AccesInfo, ya pedíamos que se aprobara una ley de transparencia, y nadie sabía de qué estábamos hablando. Somos muy críticos con la  ley aprobada durante la legislatura pasada, que tiene muchos problemas, pero al menos está ahí. Cosas que pedíamos hace dos años que eran ciencia-ficción, como que se publicaran las agendas de los políticos, ahora están ahí. Hay partidos pequeños que ya lo hacen y hemos conseguido que el asunto se meta en varios programas electorales. Ha sido un avance muy, muy lento, pero temas que antes ni se consideraban, ahora por lo menos se plantean. 

¿Qué hay de malo en la ley de transparencia? ¿No cree que sea un avance?

Es un avance que exista. La batalla ha pasado de pedir la ley a pedir que funcione. Uno de nuestros objetivos ahora es que se pueda solicitar información  sobre las administraciones por correo electrónico, porque se ha complicado tanto el procedimiento, con certificados electrónicos y otros requisitos, que en la práctica es casi peor para mucha gente. Además, la ley ha dejado fuera muchísima información. Hay también una gran fragmentación: hay una ley nacional, leyes autonómicas, leyes municipales... La ley se ha usado como excusa para decir que el Gobierno era fantástico, cuando no es verdad. Pero bueno, es un pequeño avance...

¿Son los nuevos partidos, como Ciudadanos y Podemos, más transparentes que los tradicionales?

Tienen el discurso adecuado, pero mientras no gobiernen no se les puede dar el sello de que son mucho mejores. Sí creo que dan muestras de querer hacerlo mejor. Por ejemplo, Podemos tiene una cosa muy buena que es la transparencia de sus cuentas internas con un enorme detalle. Es algo que no hace nadie, y son un ejemplo fuera de España. Eso, como partido. Como Administración, hasta que no gobiernen no veremos hasta qué punto se lo creen. También es normal que lo hagan así porque les conviene. Cuando eres un partido pequeño, necesitas saber qué pasa para hacer una oposición real. Antes los partidos pequeños no se enteraban de nada y necesitaban estas herramientas para saber. Con UPyD se vio muy claro. Fueron los primeros en publicar sus agendas porque la transparencia y la apertura de la Administración les venía bien para meterse en la pomada.

¿Qué cambios son los más necesarios para aumentar la transparencia en la vida política?

Algo muy concreto sería que la ley fuera más fácil de usar; es decir, que cualquier persona pudiera enviar un correo y recibir una respuesta sin tener que andar con certificados electrónicos y luchando contra una maraña de notificaciones burocráticas. Es necesario que la Admi-nistración se lo crea y responda a las preguntas de los ciudadanos. Todo esto sigue siendo una lucha. Por ejemplo, ha habido periodistas que han preguntado cosas muy básicas, como el presupuesto de una embajada, y les han dicho que no. Hasta las cosas más sencillas te las complican tanto que hay que estar muy convencido de todo esto para andar preguntando cosas. Por el lado de la Administración falta agilizar el proceso y que no te pongan trabas. También hace falta que los ciudadanos y los periodistas se pongan un poco las pilas.

 

¿Quién es?

Nacido en Sueca (Valencia)   en 1976 y criado en Zaragoza,  David Cabo es ingeniero informático y licenciado en Psicología. Los 11 años que ha vivido fuera de España y su variada experiencia profesional han hecho de él un hombre cosmopolita y con visión de conjunto. Estudió en Suecia con una beca Erasmus y ganó experiencia en Ericsson. En Francia  trabajó para Accenture y en Londres para el Gobierno británico. Allí encontró su vocación al descubrir la web de MySociety, organización pionera en aplicar la informática a la transparencia y la democracia. FOTO: FUNDACIÓN CIVIO

 

¿Es la ciudadanía española consciente de las ventajas de la transparencia?

Creo que no, pero es normal. Si nadie te ha explicado en tu vida que tienes derecho a preguntar, no es suficiente con que se apruebe una ley, que además tampoco se ha comentado mucho de forma pública más allá de declaraciones del tipo “somos los mejores” y cosas así. Hace falta una educación, una costumbre. Lo mismo pasa con los periodistas, que están acostumbrados a un entorno en el que lo importante son las filtraciones. Ahora tienen a su disposición otra manera de trabajar, nuevos mecanismos y formas de hacer preguntas para investigar asuntos.

¿Qué es lo que más escandaloso que han descubierto en su trabajo? 

En Quién manda nos calientan mucho la sangre ciertas fotos, como la del presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, abrazando al presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, o la foto del ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero llegando a Ferraz [la sede del PSOE] una noche electoral en el coche con su amigo Javier de Paz, consejero de Telefónica. ¿Cómo se puede dar esta mezcla entre política y negocio sin vergüenza alguna? En España hay una corrupción de maletines con pasta, pero también existe una corrupción de hacer leyes injustas. Si alguien roba cien mil euros, todo el mundo se indigna, pero hay una ley del sector eléctrico que decide que vayan cien millones para acá y cien millones para allá, y la cosa pasa casi desapercibida. Hubo un escándalo enorme con las tarjetas black de Bankia, que al final son sólo unos millones, comparado con el rescate de Bankia, que fueron 20.000 millones y del que se ha dado muy poca información. 

“Lo del indulto al banquero Alfredo Sáenz me recuerda a la serie ‘House of Cards”

“En España hay una corrupción de maletines con pasta y otra de leyes injustas”

¿Por qué Civio sigue tan de cerca los indultos?

Pusimos en marcha El indultómetro para explicar cómo es posible que un gobierno en funciones indulte al banquero Alfredo Sáenz (ex consejero delegado del Banco Santander) en el último consejo de ministros y luego Zapatero salga a decir “me pareció justo” y punto. Y luego viene el PP y trata de cambiar la ley para que a pesar de tener antecedentes penales, Sáenz pudiera seguir ejerciendo de banquero. Es una historia alucinante, que me recuerda a la serie de televisión House of Cards. Hay cosas terroríficas que eran públicas pero había que ordenar, además de poner en contexto los indultos con las relaciones de poder. 

¿Qué país nos puede servir de modelo para mejorar en el terreno de la transparencia? 

Los países anglosajones y nórdicos tienen más cultura. La primera ley de transparencia apareció en Suecia. En Estados Unidos, que aprobó su ley en los años sesenta, la cultura de transparencia y control del Gobierno está muy arraigada entre los periodistas y los ciudadanos. Entre los países latinos, Chile lo hace muy bien; es pionero en muchas cosas. Tienen un consejo de transparencia, el organismo encargado de supervisar el cumplimiento de la ley, que se mete en peleas contra el Gobierno, y eso es fantástico. Fueron a juicio porque el Gobierno no les daba cierta información, se hacen pasar por ciudadanos que van a preguntar… Chile también tiene una ley del lobby. Es muy buen ejemplo.

¿Qué importancia tiene la transparencia en la lucha contra la corrupción?

Nunca decimos que la transparencia en sí vaya a acabar con la corrupción, porque no es verdad. Hacen falta muchas más cosas, como que el Tribunal de Cuentas y los demás organismos de control de la Administración —la rendición de cuentas horizontal, como la llaman— funcionen y sean independientes. También es fundamental que haya una prensa fuerte capaz de usar las nuevas herramientas, sacar una historia y seguirla, y que la justicia funcione. Son muchas piezas. La transparencia no va a resolver las cosas por sí sola; es una pieza básica, un prerrequisito para otras cosas. 

¿Han estudiado si las empresas más transparentes son más rentables?

No hemos hecho casi nada sobre la transparencia en las empresas. Empezamos por la parte pública, y hay tanto que hacer ahí... Encontrar una correlación entre la transparencia y la eficacia de las empresas es muy difícil. Si abrir el sector público ya es complicado, el sector privado lo es mucho más, sobre todo en España. Nuestra primera demanda relacionada con el sector privado es que se abra el registro mercantil. Ahora lo puedes consultar pagando, pero no te lo puedes descargar. No se puede monitorear fácilmente quién está detrás de las empresas, de los contratos públicos… 

¿Cuán importante es el uso de la tecnología en la lucha por una mayor transparencia?

A nosotros nos ha servido para que se entiendan mejor las cosas. La tecnología lo que te permite es hacer ciertas cosas que de otra manera no podrías hacerlas, especialmente cuando en el curso de una investigación manejas un gran volumen de datos. Antes se podía estudiar un indulto concreto, o detectar si había algún nombre curioso en la lista de indultados. Ahora, con El Indultómetro, podemos analizar el conjunto, ver si hay alguna tendencia, comparar los tipos de delito para ver si se indultan unos más que otros… Sin la tecnología, antes hubiera supuesto muchísimo trabajo.

¿Qué programas informáticos y aplicaciones utilizan en su trabajo?

Con hojas de cálculo y bases de datos nos apañamos. Hemos hecho alguna cosa estadística, pero muy básica, en el caso de los indultos. Sí utilizamos tecnologías de visualización de datos como D3 o Datawrapper. A veces también usamos OpenRefine para quitar erratas o limpiar datos, o para hacer mapas, una herramienta de Google que se llama Fusion Tables. No son herramientas demasiado especializadas, nada raro.

En Quién manda ustedes siguen muy de cerca las relaciones entre los poderosos. ¿Qué particularidades tiene la relación entre el poder político y económico en España?

Quién manda nació como reacción instintiva a esas fotos de poderosos en las que siempre sale la misma gente. Queríamos tener una base de datos para ver si realmente era así o no. Esto lo aprovechamos para hacer activismo en el tema del lobby y empezar a pedir agendas. Una de las cosas que más nos chocaban es que en España se acepta con naturalidad que un político pueda tener reuniones secretas sin dar explicaciones, y cuando preguntas es casi ofensivo. Esta es la base de la cultura existente aquí de las relaciones entre los políticos y las empresas; el político no tiene obligación de rendir cuentas. Otra característica propia de España es que no hay lobistas profesionales, como en Estados Unidos, sino que es directamente el jefe de la empresa el que va a hablar con el político en un entorno informal: de paseo por La Moncloa, en un restaurante, en un avión... 

VIGILANDO A LOS PODEROSOS En Civio siguen muy de cerca las relaciones entre los poderes públicos y las grandes empresas. Uno de sus objetivos es que se regulen los lobbies en España. FOTO: FUNDACIÓN CIVIO

¿Para cuándo la regulación de los lobbies?

Es una promesa que se efectúa desde hace bastantes años, pero nunca sale adelante. Nosotros intentamos que se incluyeran cosas relacionadas con los lobbies en la ley de transparencia: que la gente tuviera que registrarse y que las agendas de las reuniones con los políticos fueran públicas, por ejemplo. Catalunya sí creó un registro para que se sepa quién se reúne con quién, pero tres meses después lo miramos y sólo había dos empresas inscritas. Se hizo la ley, pero luego no se ha realizado el seguimiento y no ha servido para nada. Al menos se empieza a hablar de ello, pero no hay un avance claro por parte de las administraciones. El registro de entrada en edificios sigue siendo tabú por la protección de datos. Tú puedes ir a la página web de la Casa Blanca y ver la lista de quién entra y quién sale, y aquí no. En este terreno seguimos estando bastante lejos.

 

LOS MEDIOS

“La prensa ha perdido la credibilidad”

¿Hacen bien su trabajo los medios de comunicación a la hora de denunciar los abusos de los poderosos?

La prensa tiene parte de culpa de lo que ha pasado. Es muy triste, pero hemos llegado a un punto en que no pasa nada cuando sale en portada que [el ex tesorero del PP Luis]Bárcenas denuncia desde la cárcel que [el presidente del Gobierno Mariano] Rajoy le ha enviado un mensajero para hacerle chantaje. Esa portada para nosotros es escandalosa. O bien Bárcenas miente y le tiene que caer un puro, o no miente y Rajoy tiene que dimitir. ¿Cómo puede salir eso a cinco columnas y no pasar nada? Hemos llegado a un punto en que la gente no cree a la prensa, que con demasiada frecuencia ha hecho un trabajo muy poco riguroso. El 90% de las exclusivas relacionadas con casos de corrupción han sido filtraciones interesadas, que muchas veces se aceptan incondicionalmente. La prensa se ha asociado tanto con un partido o con otro que ha perdido la credibilidad. 

¿Son transparentes las empresas periodísticas?

Los grandes periódicos, tradicionalmente, son poco transparentes. Es muy difícil saber cuánto dinero reciben, por ejemplo, en publicidad institucional y otros patrocinios. Es un asunto complicado, porque estamos hablando de empresas privadas. En este tema son muy opacos tanto la Administración como las empresas periodísticas. Pero hay conflictos de interés obvios, como el de cierto periódico español que publica noticias sobre Telefónica y su plataforma de televisión digital sin decir que es uno de sus accionistas. Eso hay que explicarlo. Hay muchas noticias que de primeras no te das cuenta, pero si estás metido en el mundillo periodístico y estás al día de lo que pasa ves claramente que hay muchísimos conflictos de interés. Esto en España se hace bastante mal.

 

OBJETIVO

“Luchamos por una democracia más participativa”

¿A qué se dedica Civio?

Luchamos por que en España haya una democracia más transparente y más participativa, en la que el ciudadano se involucre más en la gestión pública y la toma de decisiones. Lo hacemos, por un lado, desarrollando activismo para que se publique más información sobre ciertos temas que nos parecen vitales. Por otro, tenemos una parte periodística, que es fundamental para poner nuestro trabajo en contexto y explicarlo. Si  sólo nos dedicáramos al activismo y a publicar datos en crudo, no tendríamos ningún impacto. 

¿Cómo se financia la fundación?

Arrancamos con 48.000 euros que pusimos el otro cofundador y yo. Pensábamos que podríamos financiarnos con donaciones particulares e hicimos una campaña de crowdfunding. Aún tenemos donaciones, pero son una parte pequeña. Después  nos presentamos a proyectos de la UE, más por el lado tecnológico, y nos ha ido bien. Nos han permitido crecer, tener una estabilidad financiera y planificar a medio plazo. Una nueva vía de ingresos son los servicios a la Administración. A raíz de nuestra campaña Dónde van mis impuestos nos llamaron  de varios ayuntamientos para ayudarles a mejorar en transparencia.

Foto portada: FUNDACIÓN CIVIO