“Vamos a sacar todo el suelo municipal para construir vivienda social” // Manuela Carmena
Manuela Carmena
Alcaldesa de Madrid
La jueza emérita se ha marcado como objetivo que nadie en la capital se quede sin techo
“Vamos a sacar todo el suelo municipal para construir vivienda social”
Llega a la entrevista unos minutos tarde. Su jefe de prensa explica que vienen de una comida y que la alcaldesa está empeñada en utilizar el transporte público para moverse por Madrid. Instalada en su despacho del Ayuntamiento, en la plaza de Cibeles, Manuela Carmena se sacude la somnolencia con un café y comienza la conversación insistiendo en que el periodista la tutee. Habla con pasión de la vivienda y de la lucha contra la pobreza. No está tan a gusto con otros asuntos, como sus relaciones con la oposición y la beligerancia que algunos sectores de la prensa muestran contra ella desde que llegó a la alcaldía.
FOTO: ELVIRA MEGÍAS
A punto de cumplir un año en su puesto, ¿qué balance hace de su gestión?
En líneas generales, hemos puesto de manifiesto una manera diferente de hacer política. Eso es importante, y creo que la gente lo nota. En segundo lugar, hemos tenido una actitud clara en favor de una política social. Y tres: hemos dado una imagen de tolerancia y apertura que nos va a ayudar a ir ejecutando todos los proyectos que tenemos en marcha.
¿A qué asuntos está dedicándo más tiempo?
Hay cuatro o cinco temas que llevo personalmente porque son transcendentales, además de hacer una labor de coordinación entre los concejales: discutir con todos, plantear alternativas... Me gusta saber lo que está haciendo todo el mundo; estoy muy al tanto. Una de las cosas que he llevado con más dedicación es la limpieza, pero también todo lo relativo al tráfico y a la movilidad, y muy especialmente el cambio de cultura en la Administración: intentar que el funcionario pueda ser un emprendedor social, no sólo un funcionario. También estoy intentando agilizar los procedimientos, porque tenemos una lentitud, un tiempo administrativo, que es un disparate. También estoy llevando muy de cerca temas de educación, que me parecen clave, y de cultura. Otra cuestión en la que estoy muy implicada es la vivienda, y en cómo resolver todos los problemas derivados de una crisis económica que continúa. Aunque el desempleo no aumenta como lo hacía hace unos años, la gente sigue teniendo unas condiciones económicas muy difíciles.
¿Qué cambios ha hecho su Gobierno en materia económica?
La idea, desde el principio, fue hacer un presupuesto en el que el gasto fuera fundamentalmente social. Además, hemos conseguido un ahorro importante. La gente se pregunta: ¿cómo es posible? Muchos pensaban que íbamos a incurrir en un endeudamiento enorme, y no ha sido así. Lo que ocurría es que el Gobierno anterior dedicaba todos los excedentes a pagar la deuda. Nosotros no hemos hecho eso, y hemos creado más excedentes porque hemos reducido mucho algunos gastos en el capítulo de personal. Eso nos permitió acabar 2015 en una buena situación, con superávit presupuestario.
Los ayuntamientos se han convertido en la última trinchera del Estado de bienestar al hacerse cargo de competencias que correspondían tradicionalmente al Estado. ¿Qué margen tienen los municipios para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos?
Creo que el margen es interesante. Hay pequeñas cosas que pueden convertirse en grandes objetivos. Por ejemplo, hemos bajado las tasas para hacer deporte y para la gente que está construyendo nuevas empresas. A su vez, hemos planteado la necesidad de modificar los contratos con cláusulas sociales. Todo eso tiene una incidencia porque se abre el campo: hay más personas que pueden ser objeto de adjudicación de un contrato. El beneficio de enfocar la contratación de distinta manera es grande. Son cosas pequeñas, pero que influyen.
¿Qué puede hacer un ayuntamiento para ayudar a crear empleo?
Nuestra agencia de colocación ha aumentado la tasa de empleabilidad de un 7% a casi un 43% entre los candidatos que presentábamos a las empresas que solicitaban trabajadores. ¿Por qué nos han elegido más a nosotros? Porque preparamos mejor a la gente. También estamos desarrollando lo que llamamos el pacto de solidaridad con algunas empresas. Hablamos de grandes superficies de comercio que a veces tienen dificultades para abrir en algunas zonas. Buscamos alguna zona en las que no se produzca esa situación y facilitamos que puedan abrir. Con Mercadona tenemos un acuerdo por el cual la mayoría de los trabajadores que contratan proceden de la agencia de colocación del Ayuntamiento.
¿Qué haría si el Ayuntamiento de Madrid no estuviera tan endeudado y tuviera más dinero para gastar?
Comprar más vivienda. Es la necesidad más imprescindible. Comer es lo primero, pero es más fácil que haya bancos de alimentos y ayudas indirectas para paliar ese problema. El asunto de la vivienda es tremendo: si una familia no tiene una vivienda, sus capacidades de desarrollo como personas son nada. Necesitan que haya un cuarto de baño, calefacción, un lugar para que los niños puedan estudiar... La falta de una vivienda desestructura todo.
¿Qué está haciendo su Gobierno en este terreno?
Empezamos poniendo en marcha una operación para evitar que los bancos siguieran desahuciando. Creamos una Oficina de Mediación Hipotecaria que nos ha permitido parar, o al menos aplazar, casi todos los desahucios. En esta oficina tenemos bancos acreditados que nos permiten, cuando hay un desahucio, buscar alternativas para pararlo.
La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) ha criticado duramente el funcionamiento de esa oficina. Hubo quien llegó a hablar de “traición”.
Les pareció muy mal que se fuera a hablar con los bancos. Ellos planteaban que los bancos habían hecho tanto daño que no se podía contar con ellos. Es curioso, porque el programa de Ahora Madrid hablaba de parar los desahucios, pero no decía cómo. Les molestó también que muchos mediadores fueran notarios; les pareció que no debían estar en una línea de actuación progresista. Han tenido una actitud de distanciamiento, pero no todos.
¿Han hablado con ellos?
Muchísimas veces. Intentaron hacer una manifestación y vinieron diez. Son grupos pequeños los que están en desacuerdo, pero son muy respetables. La PAH tuvo el valor de conseguir todo lo que se consiguió sacando a la luz el problema de los desahucios, pero creo que la Oficina de Mediación ha dado resultado, nos ha ayudado a sistematizar de manera eficaz la suspensión de este tipo de desahucios. Nosotros nos comprometimos a que si por cualquier circunstancia el desahucio tenía que llevarse a cabo, nadie se quedara en la calle.
Se han reducido los desahucios, pero han aumentado las ocupaciones de pisos.
Cuando nosotros llegamos al Ayuntamiento, todavía había procedimientos que respondían al patrón clásico de falta de dinero por parte del deudor para hacer frente a sus cuotas hipotecarias. Eso ha ido reduciéndose muchísimo, afortunadamente. Lo que ahora tenemos son las consecuencias de las ocupaciones ilegales. Con ocasión del problema de las hipotecas se creó una actitud casi mimética: “Me han echado a la calle, pues ocupo una vivienda”. Eso ha ido en ascenso. Al saber que este Ayuntamiento estaba a favor de la vivienda y en contra de los desahucios, determinados colectivos han pensado que no les iba a pasar nada por ocupar, y así ha sido: no hemos desalojado a nadie. Por eso se han multiplicado por diez las ocupaciones.
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¿Cómo piensan a resolver la cuestión?
La PAH hizo muy bien ayudando a la gente a resistir en sus pisos, pero esto es diferente y tiene un perfil muy peligroso. Ocupar una vivienda contra la voluntad de su dueño puede ser un delito de usurpación. Hay que tener mucho cuidado, puesto que conlleva antecedentes penales y hasta una pena de cárcel. Estamos intentando resolver el tema de manera colectiva y razonable. Para eso es imprescindible que consigamos más viviendas, y aunque los bancos nos han cedido algunas, desgraciadamente todas se han ocupado nada más producirse la cesión. Se ha creado una situación muy injusta, porque esas viviendas estaban destinadas a personas que estaban esperando ser los legítimos adjudicatarios. Pero, claro, tampoco podemos desalojarlas, porque aunque estén ocupando ilegítimamente el sitio que les correspondía legítimamente a otras, son vulnerables; tienen niños y no se les puede dejar en la calle. Tenemos que buscar alternativas.
¿Cómo cuáles?
Estamos pensando que es imprescindible sacar todo el suelo que tiene el Ayuntamiento y ofrecerlo en concesión para que se construyan viviendas sociales. Vamos a sacar todo el suelo que tenemos, lo vamos a licitar y que se construya.
¿Es mucho?
Tenemos bastante, pero todo esto tarda. Mientras tanto, estamos buscando la manera de adquirir viviendas de empresas que estén en suspensión de pagos, con viviendas vacías. También estamos potenciando las viviendas en alquiler, dando unas condiciones especiales para las personas propietarias que quieran que el Ayuntamiento las alquile con una vertiente social y a un precio simbólico. El Ayuntamiento está viendo también la posibilidad de construir sus propias viviendas, pero parece que va a ser mucho más efectivo que construyan otros porque es más ágil.
¿Qué responde a quienes acusan a su gobierno de ahuyentar a los inversores extranjeros con asuntos como el Edificio España o el Plan Chamartín?
Que no es verdad, y la mejor manera de explicarlo es con datos: hemos desbloqueado cantidad de procesos de inversión que estaban atascados. En la plaza de Canalejas, el hotel que se estaba haciendo nos lo encontramos paralizado. Lo hemos desbloqueado y está de nuevo en marcha. El estadio de la Peineta, junto con la operación del Vicente Calderón, lo hemos desatascado. Hemos hecho lo correspondiente para conseguir que no hubiera ruptura entre una y otra Administración. Somos conscientes de que un ayuntamiento tiene que respetar las situaciones jurídicas del anterior. En el caso de la operación Chamartín, estamos preparando un proyecto de construcción en la zona norte de Madrid, de urbanismo muy bonito, que no es el que plantean la empresa DCN y el BBVA (promotores de la operación). No sabemos si a ellos les gustará y les interesará, pero es un proyecto que creemos que es el que necesita esa zona de Madrid, sobre todo porque se va a poder empezar a construir de manera inmediata.
“De mis colaboradores aprecio más los valores éticos que la experiencia”
“En un año hemos puesto de manifiesto una manera diferente de hacer política”
¿Qué planes tiene el Ayuntamiento para fomentar la economía social y solidaria?
Hemos constituido hace unos días el Consejo de la Economía Social. Queremos potenciar la utilización de los mercados municipales, que tienen sitios libres para facilitar el desarrollo de ese tipo de economía. Nos interesa mucho potenciar una versión amplia de la economía social, no sólo restringirla al mundo al que se refiere la regulación del año 2011.
Hace unos meses comentó que parte de su equipo carecía de la experiencia necesaria para gestionar una institución como el Ayuntamiento de Madrid. ¿Van mejorando las cosas en este terreno?
No me importa que les falte experiencia en una determinada forma de hacer política, porque me parece mejor que haya gente que sea buena, que tenga valores éticos, aunque no sepa cómo se tramita un proceso administrativo. Ya aprenderemos. Todos podemos cometer equivocaciones, y las hemos cometido; yo, la primera. La gran diferencia es que nosotros lo hemos dicho, como pasó con la Ley de Memoria Histórica. La sociedad está muy poco acostumbrada al espectáculo de un político que dice: “Me he equivocado”. Considera que eso debe ser motivo de dimisión, lo cual es bastante absurdo. Como vivimos un momento en que la oposición confunde hacer un trabajo de crítica con el objetivo fundamental de hacer daño, pues resulta que todo aquello tiene mucha repercusión. Me decían: “¿Cómo no ha destituido usted a la delegada de Cultura cuando ha dicho que ha cometido un error? Pues porque tiene otros muchos valores, porque me parece que por un error no se puede destituir a nadie. En las empresas se dice siempre que una persona que no ha fracasado nunca no es audaz, no interesa. Pero claro, tú dices esto en política y es un escándalo.
¿Le gustaría que el PSOE entrase en el Gobierno municipal?
Siempre que no fuese un problema para los concejales de Ahora Madrid y que éstos no se sintieran molestos, pues sí. Estamos trabajando muy bien con varios concejales del PSOE. Tenemos una buenísima relación y me veo muy cómoda trabajando con ellos. Me resulta irrelevante que sean del Partido Socialista; son, sencillamente, la gente del Ayuntamiento con la que estamos trabajando más.
¿Cómo le gustaría que fuese Madrid cuando termine su mandato?
Primero, un Madrid en el que hayan mejorado las condiciones de vida de la gente. Luego, una ciudad más verde, más agradable, con mucha más cultura. Madrid está lleno de rincones fantásticos, de edificios espectaculares, pero hay muchos que están abandonados, que no se cuidan. Me gustaría que en Madrid hubiera muchas cosas para los niños, que ahora están poco presentes. A Madrid hay que quererla más. Los madrileños la queremos poco, sólo vemos las cosas negativas. Pesa mucho el recuerdo de una capital en la que estaba enquistada una oligarquía muy conservadora en lo político.
OBJETIVO: Manuela Carmena cree que los ayuntamientos pueden mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, especialmente de los más vulnerables. su gran aspiración. FOTO: ELVIRA MEGÍAS
LOS CIUDADANOS
“Lo importante es mantener las actitudes”
Llegó a la alcaldía gracias al apoyo de ciudadanos con grandes expectativas de cambio. ¿No tiene miedo a decepcionar a toda esa gente?
La verdad es que no. Creo que lo importante es mantener siempre las actitudes. Todo el mundo puede entender que hay cosas que no están en nuestra mano. A mí me gustaría muchísimo poder decir que a partir de la semana que viene tendremos, por ejemplo, 1.000 viviendas. A lo mejor en vez de 1.000 consigo 200, no lo sé. Sin embargo, lo que sí está en mi mano es tener siempre una actitud sencilla, considerarte un vecino más, sin privilegios, sentir mucho respeto por los ciudadanos, compartir el espacio público. A mí me gusta mucho, cuando voy en el metro o en el autobús, esa cosa sencilla de que la gente me comente cosas: “Pues mira, pues esto, pues lo de más allá…”.
¿Qué le piden los madrileños cuando hablan con usted en la calle? ¿Qué es lo que más les preocupa?
En general, la gente me da las gracias. Es una cosa muy bonita. En algún caso me hacen sugerencias, pero muy poco. Fundamentalmente son palabras de ánimo. Alguna vez me comentan alguna iniciativa concreta, como poner un carril bici en una calle. La primera reacción es que te sienten muy de ellos, uno más. No les preocupa tanto que hagas esto o lo otro, sino que fundamentalmente se cierre esa especie de pacto de solidaridad. Me siento con fuerza para no decepcionar con mis actitudes.
¿En qué cree que debería de convertirse Ahora Madrid?
Es una pregunta muy complicada. Antes que nada hay que estudiar mucho dónde estamos y a dónde podemos ir.
No quiere hacer planes a tres años vista...
No.
LA PRENSA
“No se puede hacer política con el insulto”
¿Cómo va su relación con los medios de comunicación de Madrid? Algunos han adoptado una actitud muy beligerante contra usted.
Me parece que forma parte de un instrumento que está muy vinculado al enfrentamiento en la política. Es imposible trabajar de una manera eficaz y eficiente en política si todas las personas que desempeñamos puestos de responsabilidad nos dedicamos a insultarnos unas a otras, a descalificarnos. Así no se puede funcionar; imagínate una empresa en la que la dirección recibiera sistemáticamente insultos de toda la empresa; sería imposible, no se podría trabajaSe crean unas situaciones de desconfianza, de acritud, de incomodidad... Así es como está hoy la política, y así nos van las cosas. En este contexto, la política utiliza muchas veces a la prensa para apoyarse en este tipo de planteamientos. Es conveniente que reflexionemos sobre si podrían hacerse las cosas de otra manera.
Suena usted dolida, cabreada…
Quizá yo no estaba bien asesorada en materia de prensa, a lo mejor era demasiado espontánea. Es una dificultad más que te surge, y tienes que resolverla para conseguir comunicar bien. Quizá haya que buscar un modelo de comunicación que no es el espontáneo, alguna manera de ser más preciso y más prudente.