Merkelandia
La solución de los problemas europeos es fácil. Podría bastar con elegir algún oscuro lugar en Brandeburgo o Prusia, fundar allí una gran ciudad y llamarla, por ejemplo, Merkelandia. Lo digo en serio. La solución la ideó un señor llamado Alexander Hamilton, que nació en una isla caribeña y fue el auténtico fundador de Estados Unidos. Después de la guerra de independencia, las antiguas colonias americanas eran un despelote. No existía autoridad central (George Washington carecía de poder real en tiempo de paz), había estados que no podían pagar sus deudas y había un estado, Virginia, cuya economía imperaba sobre las demás.
La UE se encuentra en una situación parecida a la del primer EE UU
Que le pongan una ciudad a Merkel; pero unión fiscal, ya
¿Les suena? Hamilton decidió crear un ente federal que absorbiera todas las deudas estatales. Virginia, que mantenía la ortodoxia fiscal, se opuso: no quería que se premiara a los estados manirrotos. ¿Les suena? Durante una cena bastante alcohólica, Hamilton convenció a los virginianos. A cambio de que aceptaran que las deudas de cada uno fueran las deudas de todos, él les pondría la capital federal, entonces en Nueva York, a orillas del Potomac, justo a las puertas de Virginia. Así nació Washington y así, con la deuda y los impuestos, es decir, el poder, en manos del Gobierno federal, nació realmente Estados Unidos. La Unión Europea se encuentra en una situación muy parecida. Todo el mundo sabe que el euro es un disparate sin unión fiscal. Todo el mundo sabe que hay que establecer esa unión. Todo el mundo está harto de la crueldad de la crisis griega, del peligro de la prima de riesgo y de la influencia exagerada de Alemania. Pero los dirigentes alemanes y sus aliados holandeses, austríacos y finlandeses dicen que no, porque eso supondría premiar a quienes (escribo la frase con repelús) “no han hecho los deberes”. Oigan, ¿no sería mejor que los deberes los hiciéramos entre todos? ¿Hay que seguir eternamente con este puteo absurdo? Que le pongan una ciudad a Merkel. Que erijan en cada aldea europea un monumento a la probidad de Austria, Holanda y Finlandia. Que hagan lo que sea. Pero, por favor, unión fiscal ya. Y, si es posible, que Montoro no esté en ella.