Marasmo: El nuevo presidente brasileño tendrá una ardua tarea si quiere enderezar un país minado por la corrupción y atrapado en las dificultades económicas.
Brasil: Descabalgada Rousseff, Temer debe afrontar una economía estancada y una deuda pública en ascenso.
Equivocación: Brasil se muerde las uñas por haberlo apostado todo al petróleo y dejar en el más completo abandono sectores enteros de su industria.
Recesión: El ‘modelo Brasil’ se resquebraja y la presidenta lucha por cuadrar un círculo imposible.
El Mundial es una vitrina ideal para que Brasil se exhiba como potencia, pero también un altavoz para la protesta.