Electricidad: Tras la desorbitada subida de los precios de la luz hay una estructura que desincentiva la competencia, premia a las empresas y perjudica a los consumidores.
En los últimos meses hemos visto cómo la cuestión de la pobreza energética se ha situado en el centro de la agenda política. No sólo el drama que sufren las familias que no tienen garantizado el acceso a agua, luz o gas, sino también el papel de las empresas que están gestionando estos servicios.
En el invierno de 1954, la muerte de una mujer congelada en la calle consternó a los ciudadanos de París. El acontecimiento espoleó la lucha contra la pobreza energética que cada vez fue tomando más relevancia en varios países europeos.
Rosa, una anciana de ochenta y un años, falleció el 14 de noviembre en Reus víctima de la pobreza; perdón, de la pobreza no, de la crueldad del capitalismo depredador, inmoral por naturaleza e insensible por definición.
Necesitamos un sistema que considere la energía un bien común y dé poder a las comunidades que saquen provecho de la captación y el uso de sus recursos renovables