El 'Robin' de la banca, al cine

Enric Duran es un protagonista de película. Basta recordar que, en el momento álgido de la burbuja inmobiliaria que estalló en 2008, logró robar 492.000 euros a un total de 39 entidades financieras mediante la consecución de 68 créditos que nunca tuvo intención de devolver. No es que la policía le pillara con las manos en la masa.Es que fue él mismo quien desveló su acción en detalle en una publicación gratuita de la que mandó imprimir, con parte del dinero, 200.000 ejemplares. El activista estafador, fugado después de haber pasado un tiempo en prisión preventiva y que no compareció en su juicio tras de ver rechazados todos los testigos reclamados para su defensa en 2013, explicó que su intención era denunciar cómo funciona la banca. Cómo, al prestar dinero, crea dinero. Cómo promueve el endeudamiento de familias ya sobreendeudadas. Cómo, con algunos productos financieros, más que cubrir necesidades, las genera. 

Duran falsificó documentos —de entrada, su propia identidad— y aprovechó resquicios —el tiempo que lleva que conste que se te ha concedido un préstamo— para mostrar un crédito sin control que iba a derivar en una gran crisis (desde luego, la crisis financiera existió). Duran aseguró que el dinero se repartió entre movimientos sociales que nunca especificó.

Giralt, a quien le ha llevado cinco años sacar adelante un proyecto ganador del premio del público en el 25 DocsBarcelona, se encontró, así, con un protagonista de película, pero ausente, al vivir en la clandestinidad. 

 

Más que explicar la mecánica de la banca, Giralt ha buscado reconstruir el personaje a través de un acercamiento a personas muy próximas —de su madre a su abogado—, a través de las evidencias de su actividad en los movimientos antiglobalización y a través del original y logrado apoyo de ilustraciones animadas.

La directora de Robin Bank construye una estructura narrativa secuencial en la que va explicando, en primera persona, la propia peripecia de lograr su encuentro presencial con Duran, mediante chateos, y de entender su propósito. Se formula preguntas sobre la coherencia entre las propias ideas y la propia vida, y confiesa cómo pasó de idealizar al personaje a juzgarle. 

La experiencia culmina en un barco, donde huele a tormenta y donde queda flotando en el aire la promesa de una nueva acción que amplifique el debate. A juicio de la economista británica Ann Pettiffor, qua aparece en el documental, la heroicidad de Duran, pese a ser remarcable, no ha servido de mucho. Pero el protagonista parece tener claro lo contrario.

 

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