La caída del Muro de Berlín y el desmantelamiento de los sistemas económicos y políticos de la órbita de la Unión Soviética dejó un campeón en la conflictiva lucha de sistemas del siglo XX: el capitalismo. El gran oponente había demostrado su ineficiencia y su incapacidad para organizar la actividad económica y los países occidentales abrazaban con entusiasmo las políticas neoliberales que en la década de 1970 habían vuelto con fuerza y que representaba a la perfección el binomio Reagan-Thatcher. Es a esta última a la que se le atribuye el eslogan político 'There is no alternative'–TINA– («No hay alternativa»).
No son pocos los síntomas de enfermedad que el sistema capitalista presenta (desigualdad, crisis recurrentes, emergencia climática, hipertrofia financiera, endeudamiento, etc.). Sin embargo, esas evidencias no parece que afecten a su cuestionamiento como sistema hegemónico a nivel mundial. Solo cuando alguna de las crisis que lo golpean con fuerza reaparece, el imaginario colectivo busca algún tipo de alternativa o refundación.
A las personas que criticamos el sistema capitalista en revistas,...
