La periodista Maruja Torres nunca se ha caracterizado por morderse la lengua, pero ahora, cumplidos los 80 años y con la mayor parte de retos profesionales y vitales ya colmados, nos regala un libro inesperado sin ningún tipo de filtro: lo que lees es exactamente lo que hay. Y lo que hay en esta mezcla de memorias y dietario, escrita sin plan maestro y un poco al tuntún del discurrir de los días, viene a ser una especie de manifiesto en defensa de la joie de vivre con compromiso, alimentado en buena parte de las vivencias de más de medio siglo como periodista tocando de forma brillante casi todos los géneros y una actitud vital que logra sacar partido a las ganas de beberse el mundo y también de reírse de él, empezando por uno mismo. Incluso en la vejez, cuando algunas de las rutinas habituales se convierten casi en una heroicidad, el sexo parece —solo parece— cosa del pasado y se ha sobrevivido a muchos de los amigos imprescindibles.
Este es un libro vitalista, repleto de grandes consejos que no pretenden ser tales —una auténtica mina específicamente para los cinéfilos—, escrito con todo el picante que le gusta...