El primer tratado constitutivo de la Comunidad del Acero y del Carbón entre Alemania y Francia (9 de mayo de 1950) se refiere, por encima de todo y como prioridad esencial, a la salvaguardia de la paz. Pero pocas líneas más abajo trata del compromiso que adquiere la Alta Autoridad de promover “los avances en la igualdad de las condiciones de vida de la mano de obra de esas industrias” (en los dos países).
Por Soledad Gallego-Díaz
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