Un largo camino hacia la igualdad
Seis feministas responden a la pregunta ¿en qué hemos avanzado y en qué hemos retrocedido?
Marzo, el mes de la mujer. En este artículo, las feministas: Lourdes Benería, Lina Gálvez, Cecilia Castaño, Carmen Castro, Marian Moreno y Begoña San José responden a la pregunta ¿en qué hemos avanzado y retrocedido en temas de género? La conclusión es parecida: hemos dado dos pasos para adelante y alguno para atrás. Y el camino implicará dar muchos pasos más.
Cuidados y corresponsabilidad
Marian Moreno, educadora que ha publicado libros y guías sobre igualdad y coeducación, cree que hemos avanzado mucho "en el marketing". “El tema está en la calle, pero en la práctica seguimos siendo las mujeres las que nos encargamos de los cuidados. La corresponsabilidad requiere un cambio en la masculinidad muy profundo. Es el mayor obstáculo, porque hacerlo es perder privilegios. Y no sé si la generación siguiente lo verá”.
Lourdes Benería, economista pionera en economía feminista y catedrática de la Universidad de Cornell (EE UU), con 85 años, analiza los avances entre su juventud y la actualidad. "Mi generación era muy machista", remarca. "Respecto a eso sí que hemos avanzado, pero queda mucho por hacer".
Cecilia Castaño, catedrática de Economía Aplicada de la Universidad Complutense, remarca que en los últimos años ha habido “cambios legales muy importantes, como los permisos de maternidad y paternidad iguales e intransferibles". Sin embargo, cree que hay un olvido respecto a los cuidados de larga duración, personas mayores o con discapacidad. “Hay una brecha que debemos resolver haciendo un enfoque del ciclo de la vida. Debemos facilitar, con normas legales, acuerdos para que los hombres asuman los cuidados también".
Hay una directiva europea de 2019 sobre el equilibrio entre el trabajo y la vida que se ha traspuesto a España en los permisos maternales y parentales, pero no en esa otra parte de los cuidados. Desde Bruselas, Lina Gálvez, economista feminista y eurodiputada del PSOE, considera que esta directiva ha sido un gran avance. “El año pasado la UE presentó, gracias a las feministas del Parlamento, la estrategia europea de cuidados que aún hay que discutir. Con la covid se han empezado a poner los cuidados en el centro, incluidos los de larga duración. Y las propuestas se centran también en las personas que cuidan, lo que tiene todo tipo de implicaciones para las mujeres".
"Hay recorrido", concluye Carmen Castro, economista y miembro de la Cátedra de Economía Feminista de la Universidad de Valencia. “Sería un acierto que el actual Plan Corresponsables diera paso a una estrategia por la corresponsabilidad y el cambio de modelo de cuidados con refuerzo del papel público, creación de empleo de calidad y un sistema integral y público de cuidados”.
Begoña San José, abogada feminista y quien fuera la primera secretaria de la mujer de CC OO, añade que ya ha trascurrido “la mitad del tiempo para cumplir la meta 5.4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: sustituir trabajo no pagado de cuidados por empleo decente en servicios públicos. La OIT ha cuantificado que en España se deberían crear antes de 2030 un millón de nuevos empleos. Es preocupante la desaceleración de la creación de empleo público a solo 50.700 empleos en 2022, frente a 125.800 en 2020 y 96.400 en 2021, y que el 73,1% de los nuevos empleos públicos de mujeres sean a tiempo parcial”.
Usos del tiempo
El uso del tiempo y la carga de los cuidados van de la mano. Y el primer problema que ven todas las entrevistadas es que faltan datos. Lourdes Benería lo resume: "Es difícil hablar porque estamos adivinando. Hace falta un estudio enorme de usos del tiempo, como hizo Corea del Sur hace dos años. Querían establecer un programa macroeconómico que organizara los cuidados. No ha progresado porque han cambiado de gobierno, pero quedó claro que se tenía que establecer una financiación pública de los cuidados”. En España “la falta de continuidad de la encuesta de empleo del tiempo no nos permite conocer la dimensión de la brecha de género de cuidados, determinante de las otras brechas sobre empleo y salarios”, agrega Carmen Castro.
Sin embargo, algunas encuestas más pequeñas e investigaciones académicas muestran que la desigualdad continúa. Marian Moreno remarca la importancia de “la carga mental” de lo doméstico. “No es solo ‘colaboro’, ‘bajo la basura’... Hemos avanzado porque no estamos como mi abuela. Falta que los hombres tomen una postura ética. A veces, abusan del tiempo de las personas que dicen que quieren: sus madres, sus parejas heterosexuales. Entre quedarse con el mando a distancia en el sofá y fregar el váter, la postura ética es darse cuenta de que el váter hay que fregarlo. Y falta la reacción. La revolución obrera no la van a hacer los empresarios. Tiene que empezar por nosotras".
Cecilia Castaño remarca: “Al menos hemos avanzado en la percepción de que todas las personas necesitamos tiempo libre. Pero eso se da de bruces con la realidad e influye en que las mujeres sean más reticentes a tener hijos e, incluso, a vivir en pareja. En Corea ya no quieren nada: no dating, no sex, no children. A esto merece dedicarle una atención especial en política".
Gálvez agrega que la encuesta armonizada de usos del tiempo de Eurostat no lleva la periodicidad establecida. En España el PP no la hizo, y el Gobierno actual lleva cierto retraso. Pero Europa sí ha avanzado en datos, basados en otras encuestas, como desde 2013, el indicador de igualdad de género europeo del Instituto Europeo de Género.
Discriminación
Marian Moreno habla de la discriminacion sutil. “Hemos avanzado en analizar las causas de la discriminación", subraya, "pero es tan estructural que cuesta muchísimo cambiar. Hay que avanzar en educación para la igualdad, en que las empresas cumplan las leyes y no se encuentre la trampa. Por ejemplo, en Asturias, las mujeres están clasificadas como limpiadoras. Los hombres que hacen el mismo trabajo como cristaleros. Y cobran más... Siguen los hitos de belleza, como las azafatas a las que hicieron quedarse en ropa interior".
"Cada vez que las mujeres avanzamos, el patriarcado se reorganiza y cambia de estrategia", recalca Cecilia Castaño. Hoy un empresario agrícola no le puede tocar el culo a una jornalera. Pero en temas como el lenguaje, persiste la discriminación. Los hombres te siguen diciendo lo que tienes que hacer. Persiste esa cultura de que el hombre es un ser superior. A esta chica que, desgraciadamente, ha muerto por una apendicitis no la atendieron porque, dijeron, 'tiene la regla'. Llevamos años llamando la atención sobre estas cuestiones".
Marian Moreno da otro ejemplo cotidiano: "En las entrevistas de empleo privado sigue habiendo preguntas como: ¿quieres tener hijos? ¿Estás casada?' A veces se intenta maquillar”.
Fiscalidad
En temas impositivos, Cecilia Castaño cree que hemos avanzado, pero poco. "Por ejemplo, se ha logrado que en los productos de higiene femenina se rebaje el IVA. Pero las mujeres, que son las que tienen las rentas más bajas, pagan mucho más comparativamente en IRPF. También es importante que a las mujeres se les pague un suplemento por haber tenido hijos. Pero somos individuos, no familias. Y la estructura actual hace que la mujer dependa más del hombre. Las mujeres también tienen, por el mismo motivo, una pensión menor. Las ayudas deben ser individuales”.
Puestos de trabajo y estudios
En los últimos 50 años, Lourdes Benería remarca que hemos avanzado en el acceso a puestos científicos y universitarios. También en los "masculinos". "Por ejemplo, hay pastoras, y mujeres limpiando la calle". Las mujeres son ahora mayoría en medicina y abogacía.
Begoña San José, sin embargo, remarca: las mujeres ocupan "el 76% de los 3,9 millones de empleos en cuidados (educación, sanidad, servicios sociales y hogar)”.
Marian Moreno agrega que el acceso a los estudios sigue estando marcado por el sesgo de género. “Puede haber un avance del acceso de mujeres a estudios masculinizados, pero no viceversa. Y es un problema de educación. Hay que trabajar contra el estereotipo sexista, para que chicas y chicos puedan acceder a todo el catálogo. Luego, los estudios feminizados tienen difícil acceso al mercado y peores condiciones laborales. En hombres, mejores remuneraciones y más facilidad. En algunos casos, se ha retrocedido. Hace unos años, en la matrícula de Informática el porcentaje de chicas no llegaba al 50% pero sí al 20% o al 30%. Ahora casi no hay chicas en los estudios informáticos.
Cecilia Castaño, que además es especialista en temas de género y nuevas tecnologías, explica que el abandono escolar es mucho más masculino y en la universidad hay más mujeres que hombres. Pero “las mujeres no estamos donde se diseña el futuro de la humanidad. Y es un círculo vicioso. Los hombres se sienten más a gusto entre hombres. Y no conseguimos cambiar culturalmente”.
Igualdad salarial
Desde Europa, Lina Gálvez explica que trabajan en transparencia salarial, “con la directiva con Pay Transparency. Ahora las pymes grandes tienen que publicitar los salarios. Y debe haber a igual trabajo, igual salario".
“Avanzamos y retrocedemos”, continúa Cecilia Castaño. “En muchos sitios se consigue que mejore. Pero, con frecuencia, retrocedemos, en parte por los cuidados. Porque no puedes hacer horas extras, tienes que coger excedencia, y terminas asumiendo puestos menos valorados pero con un mejor horario".
Violencia de género
Marian Moreno cree que España ha avanzado mucho en atención a la violencia de género. “Tenemos leyes muy progresistas. Hemos avanzado en estudios de violencia de género y sexual, y atención a las víctimas. Por ejemplo, los centros de víctimas van a ser obligatorios en todo el Estado español.
Pero hay un retroceso con respecto a una parte de la población y a la juventud, que no tiene conciencia. Han resurgido las reticencias y los negacionistas. Chicos con un acceso muy fácil a la pornografía, con una idea de la prostitución como un elemento más de ocio y de violencia. Los obstáculos, sobre todo de la ultraderecha, nos hacen caminar más despacio. Eso es por no haber sistematizado la educación para la igualdad. Eso trae consecuencias”.
Cecilia Castaño también cree que se ha avanzado en alzar la voz ante la violencia. “Antes la gente se callaba. ‘Son cosas de la pareja, de la pasión’, decían. Ahora se denuncia.
Pero hemos retrocedido en prostitución. Hoy los hombres creen que hay consentimiento porque pagan. Eso no es necesariamente así. El negocio de la prostitución y la pornografía tiene las mayores rentabilidades del mundo y no se cuestiona el consentimiento”.
Desde Europa, Lina Gálvez trabaja junto con otras personas del Parlamento Europeo en una nueva directiva de violencia de género, en la que se armonice lo que se considera violencia de genero, en todas sus vertientes, incluyendo la ciberviolencia.