Reequilibrar la globalización: manual de instrucciones
Es preciso reformar las reglas del comercio internacional para poner los intercambios al servicio de la transición ecológica y los derechos humanos
El comercio internacional no es bueno o malo en sí. Su impacto sobre el medio ambiente y los derechos humanos depende de los bienes y servicios que se intercambian, de los procesos de producción y de transporte, del reparto del valor en los diferentes sectores, etcétera.
En la mayoría de los países, los aranceles son significativamente más bajos en el caso de los bienes contaminantes. Ello genera una subvención implícita a la emisión de CO2 de los productos que se intercambian internacionalmente, que representa entre 550.000 y 800.000 millones de dólares anuales. En comparación, todas las subvenciones directas a las energías fósiles serían de unos 530.000 millones anuales.
Además, las normas comerciales limitan enormemente la capacidad de los Estados de adoptar medidas para proteger la salud, el medio ambiente y los derechos humanos si frenan los intercambios comerciales. Así, la mayoría de las normas impuestas a los productores europeos no se aplican a los productos importados. Las multinacionales han estructurado, pues, las cadenas de valor mundiales para beneficiarse de las condiciones de producción más...