‘The Laundromat: Dinero sucio’, la foto de la corrupción
Steven Soderbergh dirige un thriller con toques de comedia ácida sobre las sociedades pantalla y el escándalo de Los Papeles de Panamá.
Poco a poco se van destapando los despropósitos que se han ido cometiendo durante las últimas décadas a nivel financiero alrededor del mundo. Como si de un cuento de hadas se tratara, el director Steven Soderbergh nos relata en The Laundromat: Dinero sucio diferentes historias en las que el camino del dinero ha seguido atajos que rayan la ilegalidad. Tras pasar por los Festivales de Venecia y San Sebastián, ya está disponible en Netflix.
El hilo conductor de la película recae en la anciana Ellen (Meryl Streep), que investiga una póliza de seguros falsa tras ser víctima de un fraude. Su molestia la vinculará al bufete de abogados Mossack Fonseca, que se vio involucrado por el escándalo de las sociedades offshore y saltó a la luz pública a través del caso de Los Papeles de Panamá, fruto de una investigación periodística.
Precisamente, los abogados Jürgen Mossak y Ramón Fonseca, interpretados por Gary Oldman y Antonio Banderas, son los divertidos narradores de este film que denuncia el fallo de los mecanismos de control del sistema. Soderbergh se sirve del libro Secrecy world, de Jake Bernstein, para tejer un relato cínico en su exposición, pero que, a medida que va avanzando, va apuntalando las claves que nos han llevado a un mundo en el que la corrupción está más asentada que nunca y del que difícilmente podemos escapar.
Se calcula que en el mundo hay más de 15 millones de millonarios de más de 200 países, 2.000 de los cuales son multimillonarios. Con el objetivo de conservar sus fortunas, contratan banqueros, asesores financieros o gestores de patrimonio para que esquiven todo tipo de impuestos (sobre la renta, de sucesiones, sobre el capital, estatales…). Esto les lleva a crear sociedades pantalla, las conocidas como offshore, donde alojar su patrimonio sin necesidad de tributar por ello. Así se relata en The Laundromat (La lavandería) cómo millones de ciudadanos, algunos de ellos respetables políticos, optan por ocultarlo todo a través de entresijos financieros más que reprobables ética y profesionalmente. Mossack Fonseca llegó a tener oficinas en más de 50 países dando servicio a más de 240.000 sociedades offshore, fundaciones y fideicomisos, radicados en lugares como las Islas Vírgenes Británicas, las Bahamas, Chipre, Samoa, Niue y Nevada. Tales datos y cifras se dan a conocer en este film para ayudar a comprender la magnitud de lo que estaba entre sus manos, aunque actualmente sigan operando más despachos como el suyo. Esta situación parece estar lejos de solucionarse, más aún cuando el sistema democrático en el que se basan los Estados desemboca en un perverso trueque entre los funcionarios electos y los donantes que aportan la financiación de las campañas políticas, muchos de los cuales son empresarios con intereses en evadir impuestos.
Los Papeles de Panamá se convirtió en la mayor filtración de datos de la historia, un arma con la que dar un golpe que resonara por todo el planeta y llevara a los gobiernos a reformar sus sistemas de control para evitar que las arcas públicas pierdan miles de millones año tras año. En 2018, solo en Estados Unidos se calcula que 60 de las mayores empresas no pagaron impuestos sobre unos ingresos preimpositivos de 79.000 millones de dólares, datos que ofrece Soderbergh con el objetivo de fundamentar un discurso final en boca de Streep que agite conciencias y acabe con un mundo de individuos con negocios ocultos tras montañas de papel.