La banca ética convence a la UE
Las instituciones comunitarias buscan estrechar lazos con las entidades financieras transformadoras por su solvencia económica y el impacto social de su actividad
Hace ya muchos años que la banca ética, que aspira a utilizar las finanzas como palanca de transformación social para mejorar el mundo, dejó de ser una bella utopía para convertirse en una pujante realidad cotidiana para miles de personas y empresas. Pero su crecimiento constante, incluso en épocas de crisis, su solvencia también según los indicadores convencionales que rigen los mercados y su papel cada vez más importante en la economía productiva la han consolidado como un actor codiciado más allá de la economía social y solidaria: las instituciones públicas y la propia UE buscan estrechar los lazos con este modelo para vehicular financiación hacia proyectos de impacto económico, social y medioambiental.
Este nuevo marco de actor respetado y codiciado al máximo nivel institucional quedó de manifiesto en la reciente presentación en Madrid del informe anual sobre las finanzas éticas, que este año llega a la séptima edición bajo el impulso de la Fundación Finanzas Éticas —vinculada a Banca Etica, entidad con ficha bancaria en Italia y en España que aquí opera con la marca de Fiare Banca Etica— y Febea, la organización que agrupa al sector en Europa, con 33 entidades financieras en 16 países, presidida por Peru Sasia, impulsor de Fiare desde sus orígenes, hace más de un cuarto de siglo.
El informe se lanzó por vez primera en España en el marco del 10º aniversario del nacimiento operativo del banco ético italo-español, y reunió no solo a una nutrida representación de la economía social, sino que tomaron también la palabra el Gobierno —a través del comisionado especial para la economía social, Jaime Iglesias— y la vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI) Gelsomina Vigliotti.
La intervención de Vigliotti, que subrayó la potencia de las finanzas éticas y su papel cada vez más relevante para afrontar los grandes retos de la Unión Europea, escenificó que este movimiento ha superado ya todas las fases de observación y se ha ganado la condición de socio serio y fiable al máximo nivel institucional: el BEI, que preside Nadia Calviño, es el gran banco público europeo, con activos que casi duplican los del Banco Mundial y con un papel central en la financiación de la transición energética y los grandes proyectos comunitarios.
Los datos del informe ayudan a entender la confianza del BEI en la seriedad y la sostenibilidad de la banca ética, que también ha ido adquiriendo volumen: en 2022 sumaba en Europa activos por valor de 79.000 millones de euros, con una cartera de créditos de 58.000 millones y 61.000 millones en depósitos. Tres entidades superan ya los 10.000 millones en activos: Credit Cooperatif (Francia), Triodos Bank (con base en Holanda, pero bien implantado en España) y GLS (Alemania).
Más volumen
A pesar de que el propósito de la banca ética es aportar financiación a proyectos empresariales que buscan transformar y mejorar el mundo —y, por tanto, excluye negocios tan lucrativos como el armamentístico, los contaminantes y los que no respetan los derechos humanos—, resulta que también sale bien parada en los parámetros de análisis que se utilizan en los mercados financieros: se trata de bancos saneados, que obtienen beneficios de forma continuada, con bajos niveles de morosidad y una continuo flujo de créditos hacia la economía productiva.
La investigación, en la que participa la Universidad de Florencia, compara el desempeño de 26 bancos éticos —miembros de Febea o de la Alianza Global para una Banca con Valores—, con 60 de los más relevantes bancos europeos convencionales a partir de los parámetros de la metodología CAMEL, en la que cada letra aborda un capítulo clave en el análisis ortodoxo de los mercados financieros: la C por la adecuación del capital, la A por la calidad de los Activos, la M por el management (calidad de la gestión); la E por los beneficios (earnings, en inglés) y la L por la liquidez.
En todos los indicadores la banca ética obtiene calificaciones dentro de los márgenes de absoluta solvencia y, en ocasiones, incluso logra mejores ratios que la gran banca comercial, como en el caso del Tier-1, uno de los indicadores fundamentales para analizar la solidez patrimonial, que calcula el núcleo duro de capital: los fondos propios disponibles de forma inmediata y total para cubrir posibles pérdidas, que debe estar como mínimo en el 11% según la actual legislación. El estudio calcula que los principales bancos comerciales europeos se sitúan de media en el 17,23%, pero el Tier-1 es todavía mucho mejor en la banca ética, donde alcanza un sobresaliente 23,3%.

Economía real
En cambio, la banca ética tiene indicadores un poco peores en la calidad de los activos y los créditos deteriorados, aunque siempre dentro de márgenes de absoluta solvencia. Ello es así precisamente porque el núcleo de la actividad de la banca ética se basa en la concesión de créditos hacia la economía real y no en la ingeniería financiera construida alrededor de productos derivados, titulaciones u otras herramientas especulativas, que la banca convencional suele emplear para aumentar sus beneficios y a la vez colocar el riesgo —todo crédito lo tiene— fuera de sus balances. Una de las paradojas del informe es, pues, que la banca ética es hoy lo más parecido a lo que se supone que era la razón de ser de la banca convencional: aportar financiación a la economía productiva para que las empresas puedan operar y prosperar.
El apartado que examina los beneficios es también muy significativo, puesto que arroja resultados similares en el largo plazo (véase gráfico), aunque con mucha más estabilidad en la banca ética, menos dependiente del ciclo económico. La banca convencional gana más cuando la economía está en expansión, pero menos en épocas de crisis.
El análisis ortodoxo se ciñe únicamente a los criterios que interesa a los mercados, sin tener en cuenta el propósito de ambos modelos: retribución del capital en la banca convencional o financiación de proyectos empresariales que mejoren el mundo en la banca ética. Pero incluso en estos términos salen bien paradas las finanzas éticas sin que, como subrayó tajantemente Peru Sasia, presidente de Febea, tengan interés alguno en el beneficio per se: “[La banca ética] no es retórica ni un oxímoron; se trata de un modelo contrastado y legitimado por la calidad de nuestra estructura financiera, nuestra experiencia en financiar la economía global y nuestra estructura de gobernanza particular. No somos los mejores de la clase en términos de beneficios ni tampoco queremos serlo”, concluyó.
Otra cosa muy distinta es ser los primeros de la clase en finanzas sostenibles y responsables que ayuden a mejorar el mundo, pero ahí ya no hay competencia.