Cada vez que aparece un desafío de gran calado, como la última pandemia o el cambio climático, queda patente la necesidad de acudir a la intervención del Estado para evitar un colapso económico y social. Las empresas privadas son incapaces de solventar por sí solas las dificultades de cierto riesgo o determinadas dimensiones. Ya se vio su incapacidad para hacer frente a la Gran Depresión de 1929 en Estados Unidos, provocada por una crisis financiera descomunal. La intervención decisiva del Gobierno del presidente Franklin D. Roosevelt con el New Deal (inversiones públicas y seguros sociales) resultó imprescindible para la viabilidad del capitalismo. Desde entonces, la intervención pública en la economía no ha hecho más que crecer ante el cúmulo de desafíos que han aparecido, como la necesidad de financiar un nuevo modelo energético para evitar la destrucción del planeta.
El recurso a las ayudas públicas a través de bancos estatales o multilaterales es significativo en el ámbito financiero, a pesar de que el discurso convencional sea reticente a reconocerlo. Asistimos a crecientes demandas para que el Banco...