La economía budista, una antítesis de la teoría dominante
Absolutamente opuesto al individualismo de la tradición occidental, el budismo inspira otras formas de medir la salud de la economía de las naciones y de su población
Absolutamente opuesto al individualismo de la tradición occidental, el budismo inspira otras formas de medir la salud económica de las naciones y de su población.
En 1955, durante un viaje de negocios a Birmania, el economista angloalemán Ernst Schumacher descubre los preceptos generales de la filosofía budista. Al protegido de John Maynard Keynes, le choca inmediatamente la incompatibilidad de estos con el enfoque neoclásico, que postula la existencia de un ser humano de apetitos insaciables, avaricia sin límites y marcada preferencia por la ociosidad.
Según Schumacher, los economistas, recusando estas hipótesis y apoyándose en las de los budistas, podrían levantar un nuevo edificio teórico cuyas conclusiones serían totalmente diferentes. En un artículo publicado en 1966, propone un término para designar este nuevo campo conceptual: “la economía budista”.
¿Qué hace que los axiomas de la microeconomía sean incompatibles con los de Buda? Según la teoría neoclásica, existe un arbitraje entre trabajo y ocio. En efecto, los agentes económicos sacrifican su tiempo de esparcimiento: ofrecen su trabajo a cambio...