Los impuestos se perciben como una carga difícil y costosa a la que nos enfrentamos de mala gana por su carácter obligatorio. Esto se debe a que no los asociamos a las utilidades que financian y que disfrutamos cada día y a que no siempre se usan como sería de esperar (la corrupción es una lacra para la defensa de una fiscalidad justa).
Pero tenemos que pensar que sin estas contribuciones nuestras sociedades carecerían de derechos universales. De hecho, contribución sería una denominación más completa y justa para expresar sintéticamente las dos caras de la moneda que caracterizan al impuesto: su forma de obtenerlo, a través de un pago obligatorio, y su valor social, el de financiar bienes y servicios colectivos.
Comprender el rol de una persona como ciudadana exige conocer el papel social que tienen los impuestos para organizar nuestras sociedades, en las que son fundamentales los sistemas fiscales justos, es decir, sistemas que cumplen tres requisitos: suficiencia (la recaudación debe ser suficiente para financiar los bienes y servicios que permiten poner en marcha derechos sociales universales), equidad (deben...
