El coche que se conduce solo
Waymo, Tesla y Zoox lideran una carrera que ya supera los 9.350 millones de euros en inversión y mueve flotas de miles de vehículos
Estás en San Francisco (EE UU). Tienes que desplazarte por el centro de las empinadas calles de la ciudad. Te bajas una aplicación de Waymo y pides uno, como si pidieras un taxi o un Uber. Viene muy rápidamente un coche, pero no lo conduce nadie. Desde tu teléfono abres el coche y te subes. Nadie te cuenta lo mal que va la economía, ni te hace escuchar una radio que no quieres oír. Por el contrario, tienes una pantalla en la que puedes elegir lo que quieres escuchar en el trayecto. El coche discurre plácidamente por las agitadas calles de la ciudad, respetando perfectamente el tráfico; evita peligros y te protege a ti y a las personas que pasean por la calle sin mirar. Te deja a la altura donde le habías solicitado que te dejara. Pero hay obras en la acera, y donde para es justo donde el conductor que viene detrás quiere doblar. Toca la bocina. Para nada porque no hay nadie que le oiga. Y nadie que se cabree. El de atrás está obligado a esperar a que te bajes.
Esto es un trayecto normalizado en San Francisco. No se hace solo para turistas curiosos. Forma parte de la vida cotidiana de la ciudad. La pregunta ya no es si...