La contraofensiva ucraniana apunta al gas ruso
La toma del gasoducto de Sudzha pone en evidencia las debilidades de Gazprom y obliga a Putin a buscar nuevos socios para exportar
Sudzha es una pequeña localidad rusa de 5.000 habitantes con algunas casas coloridas, otras en ruinas, una iglesia ortodoxa en la calle de Lenin y un parque limpio. Pero cuando cayó en manos de las Fuerzas Armadas de Ucrania, el 14 de agosto, tras el ataque en la región rusa de Kursk, fue una captura muy estratégica debido a su estación de medición de gas, que permite saber con precisión el volumen de lo que entra y sale de los gasoductos. También es el último punto de cruce del gas ruso hacia Europa a través de Ucrania.
El gasoducto de Sudzha se volvió crucial tras la interrupción de las entregas desde Rusia a través del de Yamal, en 2021, y luego del de Nord Stream, en 2022, dañado por un sabotaje pocos días después de su cierre. El otro paso de gas a través de Ucrania, que circulaba por la ciudad rusa de Sohravnivka, fue bloqueado por Kiev en mayo de 2022.
Aparte de Sudzha, a Rusia solo le quedaba el gasoducto TurkStream, que atraviesa el Mar Negro, para exportar su preciado gas. Según datos de la Unión Europea (UE), cerca de la mitad del gas ruso exportado por gasoducto transitó por Ucrania y, por tanto, por...