El Gobierno de Pekín apuesta por una economía basada en el consumo interno, más igualitaria y menos dependiente de la deuda, con un mayor control del Partido Comunista.
Un grupo de investigadores ha estudiado con detalle un centenar de contratos de préstamo entre el gigante asiático y los países menos desarrollados. Las exigencias superan con mucho las habituales.
La presencia de los grandes grupos empresariales chinos fuera de su país se ha convertido en una realidad cotidiana. Dos de cada tres son públicos o de capital mixto y obedecen los dictados del Partido Comunista.
Hasta 15 países de Asia y Oceanía firman un acuerdo que engloba a 2.200 millones de consumidores y reafirma la estrategia de Pekín para erigirse en potencia dominante y marginar a EE UU.
Las autoridades de Pekín buscan modernizar los territorios más occidentales con el objetivo de reactivar la economía y contrarrestar el parón provocado por la pandemia de coronavirus.
Proyección: Pekín convierte la nueva infraestructura en escaparate de su pujanza tecnológica y económica y muestra su voluntad de consolidarse como potencia.
Protagonistas: La emergente clase media china opta por apretarse el cinturón en lugar de consumir a espuertas y cuestiona el protagonismo del consumo como nuevo motor económico del gigante asiático.
Reformas: El príncipe heredero Naruhito se convertirá este mayo en emperador del país asiático, convertido en una potencia con una población envejecida y necesitado de profundos cambios estructurales para dinamizar su economía.