La hoja de ruta china: más chips y menos viviendas
En busca de alternativas para reactivar su alicaída economía, el gigante asiático apuesta por la industria de semiconductores y por recuperar la confianza de la inversión privada
Ha transcurrido apenas un año, pero en ese tiempo China ha pasado de insuflar optimismo económico a todo el planeta a transmitir inquietud sobre su futuro. El coloso asiático despidió 2023 con una economía renqueante y arranca el nuevo año sin arrojar luz suficiente acerca de cómo piensa reactivar su desarrollo.
Ciertamente, a finales de 2022, el abrupto final de la política de covid cero decretada por las autoridades de Pekín alimentó las esperanzas de una fuerte recuperación económica tras tres años de autoaislamiento, que debía contribuir a una reactivación de la economía internacional. Era un optimismo que The Economist describió como “el mayor acontecimiento económico del 2023”. Sin embargo, 12 meses después, los retos se acumulan a los líderes chinos y su silencio y opacidad acerca de cómo superarlos rebaja las expectativas sobre la marcha de la segunda potencia mundial en 2024 y su aportación al desarrollo global.