Los laboristas están de vuelta, pero no los servicios públicos
La recuperación de los servicios básicos, profundamente degradados, es una prioridad para los británicos, pero el nuevo Gobierno de Keir Starmer es reacio a financiarla
Reforma o muerte!” El 12 de septiembre, el nuevo primer ministro laborista, Keir Starmer, no se anduvo por las ramas al comentar un informe sobre el desastroso estado del National Health Service (NHS): para salvar el sistema sanitario británico es necesaria “una dura intervención quirúrgica”, dijo. Pero advirtió: ni hablar de un aumento de impuestos para financiar la operación.
La paradoja es que el NHS, que los británicos tienen en mucha consideración, es una excepción, pues se libró del gran traspaso de empresas y servicios públicos fundamentales, al sector privado llevado a cabo en Reino Unido a finales de la década de 1970 por la conservadora Margaret Thatcher.
Privatizaciones: la palabra se queda corta. Fue toda una filosofía que la Dama de Hierro puso en marcha a partir de su segundo mandato, en 1983, implantando un programa elaborado por ella misma por el que se reestructuraban las 29 empresas públicas que operaban en sectores abiertos a la competencia, con unos 800.000 asalariados.
De la noche a la mañana
En menos de una década, casi todas las empresas que eran monopolios públicos pasaron al sector...