Macron reparte mal los esfuerzos
Presupuestos: Jubilados y funcionarios son los principales perdedores del proyecto de presupuesto en Francia, mientras que la clase acomodada ve aligerarse su fiscalidad.
Emmanuel Macron ha cumplido con sus promesas electorales en fiscalidad. FOTO: PARLAMENTO EUROPEO
En política, el debate presupuestario constituye siempre la hora de la verdad: al confrontar la frialdad de las cifras, se aprecian las auténticas prioridades de un gobierno, una constatación que resulta aún más cierta cuando se trata del primer presupuesto de un mandato. Recordamos los fuegos artificales de las medidas fiscales de Nicolas Sarkozy en favor de las clases más acomodadas en el año 2007. O por el contrario, la ráfaga de subidas de impuestos que François Hollande decidió en 2012 con la esperanza, frustrada, de reducir el déficit público por debajo del límite del 3% del producto interior bruto (PIB).
Por lo que respecta al menos a la fiscalidad, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha respetado de manera escrupulosa las promesas formuladas durante la campaña electoral. Ha previsto vaciar de sustancia el impuesto de solidaridad sobre las grandes fortunas, que ni la derecha se había atrevido a tocar desde 1986. Y ha reducido en paralelo, y mucho, los impuestos sobre los rendimientos del capital.
Nos encontramos también con una bajada de las cotizaciones sociales salariales de calado algo superior a la subida de la contribución social generalizada (CSG) prevista a principios de 2018. Así como con una exoneración de la tasa sobre la vivienda de la que se beneficiará el 80% de hogares cuando termine el actual mandato. Es una mala noticia para las corporaciones locales, que pierden más de su ya débil autonomía fiscal.
TASAS SOBRE LA ENERGÍA
La subida de la CSG será financiada por los jubilados, que acaban siendo los grandes perdedores del envite junto con los funcionarios. Todos los hogares se verán afectados, por otra parte, por un aumento sensible de las tasas sobre la energía, una buena noticia para el medio ambiente.
Los regalos fiscales están repartidos de manera muy desigual, pero es que, además, para reducir el déficit presupuestario, obligarán al Gobierno francés a acentuar todavía más sus esfuerzos de austeridad en el gasto, en detrimento de la protección social, la calidad de los servicios públicos y las inversiones públicas. Y todo ello no dejará de debilitar la economía francesa ni tampoco de agravar las desigualdades.
01. Disminuir las cotizaciones salariales y elevar el impuesto que financia la protección social. Por Claire Alet
02. Una ‘tarifa plana’ sobre las inversiones financieras y ‘vaciado’ del impuesto a las grandes fortunas. Por Christian Chavagneux
03. La exención del impuesto sobre la vivienda para el 80% de los hogares franceses plantea muchos interrogantes. Por Vincent Grimault
04. De incentivos fiscales para aumentar la competitividad a bajadas de cotizaciones sociales. Por Marc Chevalier