Cómo costear la transición energética
Entre liberales y estatistas, una tercera vía exige una transformación ambiciosa con un papel central del Estado, aunque este se mantendría a distancia en algunos ámbitos
El debate sobre las políticas económicas de transición ecológica parecía haber llegado a un punto muerto, dominado por dos enfoques difíciles de conciliar. Por un lado, el liberal, que, echando mano del legado intelectual de Arthur Pigou y Ronald Coase, consideran las emisiones una externalidad que hay que corregir. En este caso, sería el mercado el que impulsara la política ecológica: al internalizar el verdadero coste de producción, cambiarían los precios relativos, se reduciría el consumo y aumentaría la inversión necesaria para descarbonizar. La traducción política de este pensamiento es el impuesto sobre el carbono y el mercado donde se venden y compran derechos a contaminar. Según este planteamiento, las empresas y los hogares soportarían la carga del ajuste.
Por otro lado, los estatistas, que se inspiran en el modelo de financiación de las grandes guerras y la reconstrucción: el grueso del coste de la transición debería correr a cargo, según esta corriente, de un Estado inversor, mediante una combinación de deuda pública y de impuestos específicos. Esta visión ha dado lugar a varias propuestas que...