La política asesina de los naufragios
Las muertes en el Mediterráneo son consecuencia directa de la estrategia europea sobre inmigración
Se calcula en un centenar el número de ahogados y desaparecidos de entre los cerca de 200 boat people cuya embarcación se estrelló el pasado 26 de febrero, por culpa del mal tiempo, contra unas rocas no lejos de Crotona, en el sur de Italia. Aunque habían sido avistados a distancia desde hacía varias horas, la policía marítima no les había prestado socorro: vigilar no es salvar.
A pesar de las lágrimas de cocodrilo de Giorgia Meloni, jefa del Gobierno italiano, quien expresó su “profundo dolor”, y de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, quien “deploró” esa tragedia, ese naufragio, enésimo episodio de una larga serie de dramas parecidos, tiene, en realidad, muy poco que ver con las malas condiciones meteorológicas o con la imprudencia de unos migrantes que habrían confiado su suerte a unos traficantes criminales.
Excusa perfecta
Los traficantes y las condiciones meteorológicas son, desde hace tiempo, una excusa perfecta. Como los anteriores, este naufragio es, por el contrario, consecuencia directa de una política deliberada que, en nombre de la vigilancia de las fronteras, ha...