Más allá del crecimiento empieza la esperanza

La frecuente aparición de estudios sobre la degradación ambiental que amenaza a la humanidad pone en entredicho el modelo económico imperante. Cada vez son más los convencidos de que hay un nexto entre crecimiento, desigualdad y la superación de los límites planetarios. Las relaciones comerciales injustas han permitido el enriquecimiento de los países del norte global a expensas del saqueo de los recursos y de la mano de obra barata del sur global, como ha denunciado Jason Hickel. Otro dato revelador sobre la extrema injusticia climática acaba de publicarse: el 72% del presupuesto del carbono va a ser consumido por el 1% más rico del mundo.

La necesidad de formular alternativas al sistema económico que nos rige quedó de manifiesto en la conferencia Beyond Growth (más allá del crecimiento) en Bruselas, en la cual, durante tres días, 150 ponentes, parlamentarios de diferentes partidos y 2.000 participantes debatieron a finales de mayo sobre las políticas que las instituciones deberían aplicar para hacer frente a los retos ambientales, sociales y climáticos.

Múltiples voces, como las de Josehp Stiglitz y Philippa Sigi Glöckner, nos alertaron de que los objetivos de descarbonización de la UE no van a ser posibles sin cambiar las reglas del juego fiscal, económico y financiero. Las reglas fiscales que actualmente limitan los niveles de deuda en la UE, criticadas por ser arbitrarias y sin fundamento científico, están impidiendo las inversiones que necesitamos para hacer la transición. Stiglitz lanzó la advertencia de que los objetivos de descarbonización en el mundo no se alcanzarían  sin la ayuda económica y tecnológica decidida de los países ricos a los países en desarrollo.

Principios falsos, sesgados y poco certeros

Se oyeron críticas, como las Giraud Gaël, al papel de los bancos, al funcionamiento poco democrático del Banco Central Europeo (BCE) y a su actual mandato, restringido únicamente a las cuestiones de estabilidad monetaria y financiera, pero sin ningún  objetivo claro dirigido a la estabilidad ambiental y climática. Gaël criticó también la debilidad de algunas teorías económicas a partir de las cuales se diseñan las políticas públicas, a pesar de  haber fallado repetidamente en sus predicciones delante una realidad compleja y con muchas incertidumbres. Sin embargo, muchas políticas públicas se continúan planificando bajo algunos de esos principios que se han demostrado falsos, sesgados o poco certeros.

Pero más allá de estos argumentos, el problema de fondo común en la UE y en el resto del planeta, es el mantra del crecimiento del PIB que todos los Gobiernos sin excepción repiten en sus objetivos. Reducir nuestro impacto ambiental a la vez que continuar por la senda del crecimiento es una ecuación imposible y sin ninguna evidencia científica,  como Timothée Parrique explicó brillantemente.

Yamina Saheb nos emocionó al explicar su angustia al dejar a su hijo un mundo peor que el que pudo disfrutar su madre. La palabra suficiencia resonó durante toda la conferencia: suficiencia en nuestra forma de consumir, en nuestro estilo de vida, en la forma de proveer las necesidades básicas, en el impacto de nuestra huella ecológica. Diseñar políticas basadas en la suficiencia significa enfocar la economía hacia otro tipo de inversiones, otro tipo de negocios, otro tipo de políticas financieras y monetarias y otro tipo de políticas fiscales. No superar  los límites ambientales y, a la vez, cubrir las necesidades básicas de todos los habitantes del planeta significa cambiar nuestro modelo social hacia otro con un sistema de valores que priorice el bienestar, la dignidad y la integridad ambiental delante de cualquier otro objetivo.
 

"El Woodstock del poscrecimiento"

La misma semana en que se celebraba la conferencia Beyond Growth se anunciaba en los periódicos que Ursula von der Leyen, respaldada por Macron, sugería tomarse las medidas ambientales y climáticas de la UE de una forma más relajada para no dañar la economía. En la misma línea, hace un par de meses, Olaf Scholz conseguía también rebajar las expectativas de la UE sobre la eliminación de los coches de combustión en 2035 para no dañar la potente industria automovilística alemana.  Pero el clamor para rebajar los objetivos ambientales de la UE no termina aquí. Madrid y Cataluña, junto con otras regiones de la UE, acaban de pedir rebajas en la normas contra la contaminación del aire,  y el consejero de Agricultura, Pesca y Alimentación de España ante la ONU ha reclamado que el sistema agrícola necesita "válvulas de escape" a las exigencias ambientales del Pacto Verde Europeo.

Las presiones que se adivinan detrás de este reguero de peticiones de rebajas en unas leyes que quedan muy lejos de la ambición requerida para encarar los problemas ambientales pone en evidencia la gran contradicción entre las políticas que necesitamos para enfrentarnos con éxito a los grandes retos  y las que los políticos son capaces de asumir. No hay una institución en la UE ni en el resto del planeta que haya demostrado tomarse realmente en serio la urgencia ambiental y climática.  ¿Cómo podemos convencer a los Gobiernos de que sin cambiar el rumbo vamos directos a la colisión? ¿Cómo podemos neutralizar las presiones que ejercen los lobbies de los negocios y sus intereses?  

A estas preguntas se oyó una respuesta unánime: los ciudadanos debemos organizarnos y empezar a reclamar lo que la ciencia nos dice: debemos cambiar el sistema. Los movimientos civiles debemos ser capaces de ejercer delante de las instituciones mucha más presión que la que ejercen los lobbies de todo tipo. En la UE la Coalición de Organizaciones para la Economía del Bienestar hemos empezado ya a unirnos para hacer oír nuestra voz, pero necesitamos ser muchos más si queremos tener éxito en nuestro propósito. Ellos tienen el poder que da el dinero. Nosotros tenemos el poder que da la multitud.

Muchos confiamos en que la conferencia Beyond Growth va a tener un impacto importante en el futuro. Esta esperanza quedó muy bien resumida en la frase pronunciada por uno de los ponentes: este será el “Woodstock del poscrecimiento”.