Accede sin límites desde 55 €/año

Suscríbete  o  Inicia sesión

Vuelve la economía de pueblo

El repliegue de la globalización resucita la política industrial como un conjunto de medidas encaminadas a influir en la gestión de las empresas, incluida la creación de compañías públicas

Comparte
Pertenece a la revista
Noviembre 2023 / 118
Chimenea y humo

Ilustración
Perico Pastor

Una reciente noticia celebra el interés de la inversión extranjera por las empresas españolas. Una mirada a los datos confirma ese interés: los fondos de inversión tienen mayoría en Naturgy y CELSA y participaciones significativas en Iberdrola y Telefónica, sin hablar de la totalidad de la antigua CEPSA. La noticia deja, sin embargo, un sabor agridulce, porque esta vez no se trata de socios industriales, sino de fondos de inversión. Son dos animales muy distintos: el socio industrial, el empresario, tiene como objetivo la prosperidad de la empresa, y si es industrial de verdad, sabe que esa prosperidad es el fruto de un largo período de trabajo. El inversor financiero, por su parte, tiene como único objetivo el rendimiento de su inversión, bien por el dividendo, bien por la plusvalía, normalmente lo antes posible. Unos y otros chocarán, a menudo, si están en la misma empresa, y la gestión se verá afectada. 

En general, el inversor financiero, sea fondo de inversión o private equity, es aceptado por el empresario como un mal necesario del que tratará de prescindir en cuanto pueda. Porque, ¿quién no recuerda la...

Conoce las opciones de suscripción

Si quieres recibir artículos gratuitos, déjanos tu correo